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La Unión Europea busca ganar tiempo para la transición hacia vehículos sin emisiones
La Unión Europea se prepara para flexibilizar las ambiciosas normas que habrían prohibido, en la práctica, los nuevos vehículos con motor de combustión a partir de 2035
Los fabricantes de automóviles europeos, que se encuentran en dificultades, se preparan para tomarse un respiro mientras luchan con la transición a una conducción sin emisiones, un momento crítico que determinará el futuro del sector del transporte del continente.
La Unión Europea se prepara para flexibilizar las ambiciosas normas que habrían prohibido, en la práctica, los nuevos vehículos con motor de combustión a partir de 2035. Si bien la situación es inestable, se están debatiendo lagunas legales que podrían llevar a una prórroga de cinco años e incluso a la desestimación de la prohibición, según personas familiarizadas con las conversaciones. La UE también reducirá la carga regulatoria y ofrecerá un conjunto de incentivos para los coches eléctricos pequeños fabricados en la región, según documentos a los que tuvo acceso Bloomberg News.
La UE tiene la política de no hacer comentarios sobre los borradores de documentos.
«Solo podremos contribuir a la protección del clima si contamos con un sector manufacturero competitivo», declaró el canciller alemán, Friedrich Merz, en una rueda de prensa en Heidelberg junto a Manfred Weber, líder del bloque conservador en el Parlamento Europeo. «Necesitamos corregir la situación en Europa lo antes posible para que esta industria tenga futuro».
La retirada, que podría anunciarse el martes, es el resultado de una intensa presión ejercida por empresas como Stellantis NV y Mercedes-Benz Group AG, que buscaban reducir el riesgo de multas que podrían superar los 1.000 millones de euros (1.200 millones de dólares) en los próximos años. Los principales países productores de automóviles, como Alemania (sede de Mercedes, Volkswagen AG y BMW AG), también presionaron para implementar cambios que aliviaran las tensiones políticas y la amenaza de pérdida de empleos.
Si bien este respiro puede ser bienvenido para una industria que representa aproximadamente un billón de euros (1,2 billones de dólares) de la producción económica, también conlleva riesgos. Un exceso de flexibilidad amenaza con ralentizar el desarrollo y aumentar la brecha tecnológica con Tesla Inc. y rivales chinos como BYD Co. Esto podría convertir a la UE en un bastión de la tecnología obsoleta y hacer poco para impulsar la débil competitividad del sector.
“Lo que está sucediendo ahora es una llamada de atención para la industria”, declaró Jos Delbeke, profesor del Instituto Universitario Europeo de Florencia y ex alto funcionario de la UE en materia de clima. “Puede que se necesite cierta flexibilidad por muy buenas razones, pero debería ser temporal; de lo contrario, nos arriesgamos a incumplir los objetivos climáticos y a perder la carrera tecnológica”.
Flexibilizar el plazo también podría ser una oportunidad para que los líderes europeos se reúnan y hagan la transición más atractiva para los consumidores. Hasta ahora, la responsabilidad de cumplir las ambiciones de la UE en materia de vehículos eléctricos recaía sobre los fabricantes, mientras que muchos gobiernos nacionales apenas hacían nada para implementar políticas que hicieran la tecnología más atractiva.
Si bien ahora hay tiempo para que los responsables de las políticas cambien de rumbo, los incentivos para comprar u operar vehículos eléctricos cuestan dinero y es poco probable que el margen fiscal aumente en los próximos años.
La UE ya delineó planes a principios de este año para apoyar a la industria. En un plan de acción presentado en marzo, el brazo ejecutivo del bloque prometió medidas para que las celdas y componentes de baterías locales sean competitivos en costos.
Para acelerar la transición hacia un transporte más ecológico, la comisión propondrá la próxima semana un conjunto de medidas para aumentar la adopción de vehículos eléctricos pequeños fabricados en Europa, según documentos a los que tuvo acceso Bloomberg News el sábado. Estas medidas incluirán una exención de 10 años para estos vehículos de algunos requisitos de seguridad y emisiones, así como incentivos en forma de plazas de aparcamiento reservadas y subvenciones.
Aun así, Bruselas tiene una influencia limitada en la forma en que los Estados miembros diseñan los impuestos locales, y los incentivos financieros dependen en gran medida de la fortaleza fiscal nacional.
El coste de la transición verde es un tema muy sensible para los gobiernos ante el auge del populismo. Sus preocupaciones se hicieron patentes a principios de este mes, cuando la UE alcanzó un acuerdo preliminar sobre un nuevo objetivo climático para 2040, al tiempo que retrasaba un año, hasta 2028, la introducción de precios del carbono en las gasolineras.
Si bien eso haría que conducir vehículos con motor de combustión sea más caro y, en el proceso, los vehículos eléctricos sean más atractivos, los políticos temen que la medida pueda provocar otra reacción negativa de los votantes.
“La ambición climática de la UE exige que todos los sectores cumplan, pero la reducción de emisiones del transporte por carretera se está quedando atrás”, declaró Ingo Ramming, director de mercados de carbono del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA en Madrid. El éxito del nuevo sistema de precios de los combustibles “dependerá de las preocupaciones políticas y sociales que se agudizan en el complejo entorno actual”.
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