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La adicción de los juegos 'freemium' es un peligro

lunes, 10 de marzo de 2014
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Los jóvenes son los más afectados por su adicción, que combina un ‘enganche’ gratis con desembolso de dinero. Cada mes, un jugador de cada 20, hace una compra para la aplicación.

Los juegos para móviles como Candy Crush Saga, Angry Birds o Clash of Clans se promocionan de una manera gratuita, pero en realidad la sutileza de su negocio es que una vez que el jugador está enganchado, se les incita a pagar.

Según expertos, estos juegos denominados ‘freemium’, porque combinan una parte gratis con opciones de pago, se han convertido en una fuente de ingresos para los programadores de aplicaciones, pero cuidado con la adicción que provocan, sobre todo entre los más jóvenes.

En estos juegos cualquier pretexto es bueno para desembolsar algunos dólares. Y al final, este tipo de compras ha hecho subir más de un 60% los gastos en juegos para móviles en 2013 hasta los US$16,500 millones, informó una publicación en el diario “El Cronista”.

La habilidad de ganar dinero se ha implementado en el mundo digital a través de contenidos gratuitos, afirmó el experto Nicholas Lovell, autor del libro The Curve. “Lo que hemos hecho es integrar mejor en el juego los procesos de reflexión y las habilidades de marketing y de venta”, agregó.

Cada mes, un jugador de cada 20 de estos juegos freemium hace una compra para la aplicación, lo que significa que sólo una minoría entre los más enganchados acaba por pagar, mientras que el resto juega gratuitamente, contó Lovell.

El objetivo de los creadores de estas aplicaciones es que el jugador pase varios periodos de entre 10 y 20 minutos de juego diarios, y un poco más por la noche.

“Si estás muy metido en el universo de un juego, poniendo en él tus emociones, entonces la psicología juega un papel muy importante” en el momento de sugerirle nuevas compras, explicó Lovell.

Niños son los más afectados
Frente a este hecho, por ejemplo, en Reino Unido, la autoridad de la competencia publicó nuevas normativas para proteger a los niños de ese peligro: los padres tienen que dar su autorización antes de la compra de un juego.

“Hay un cierto nivel de dependencia, un poco como en las apuestas, pero la mayor parte de la gente quiere sobre todo seguir jugando”, dijo Brian Blau, analista de la consultoría Gartner. “No hay ninguna trampa”, insiste.

El juego crea un “condicionamiento”, aseguró, Emil Hodzic, psicólogo que dirige una clínica en Sídney que trata las adicciones a los videojuegos.

“Por ejemplo, recibes una recompensa cada vez que alcanzas a un enemigo con una espada”, dijo, antes de añadir que “al cabo del tiempo, las recompensas se espacian más.

El jugador acaba por pasar más tiempo para lograr menos recompensas y al mismo tiempo, esto crea un fuerte deseo de anticipación por su parte, haciéndolo más adicto.

Según el psicólogo, los niños son ataídos por este principio de la recompensa, pero tienen dificultades para controlarse y pueden encontrarse así en dificultades si los padres no se dan cuenta.

Una minoría de juegos incluso crean una “atmósfera de miedo”, explicó, yendo hasta a bombardear a los jugadores con mensajes ofreciéndoles, por ejemplo, un precio reducido para defender un castillo que han pasado mucho tiempo “construyendo”.

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