India, Pakistán y Brasil son los países que más confían en los vehículos autónomos

Los vehículos autónomos son presentados con frecuencia como una de las grandes promesas del futuro del transporte. Sin embargo, la aceptación de esta tecnología depende en gran medida de la confianza del público, y no todos los países perciben de la misma manera los riesgos y beneficios que implica.

Un estudio internacional de 2024, realizado por el proyecto Opinión Pública Global sobre Inteligencia Artificial (GPO-AI), recopiló percepciones en 21 países.

Los encuestados debían calificar su nivel de confianza en los coches sin conductor, desde “demasiado” hasta “nada”, lo que permitió identificar marcadas diferencias entre economías emergentes y desarrolladas.

Los resultados muestran que en naciones como India, Pakistán, Brasil y China prevalece una visión positiva hacia esta innovación. En India, más de la mitad de los participantes declaró confiar bastante en la conducción autónoma, mientras que en China cerca de 60% expresó un nivel alto de confianza en la tecnología.

Este optimismo podría estar vinculado con la velocidad de adopción tecnológica en estos países y con la menor dependencia de infraestructuras de movilidad tradicionales. Un ejemplo de esto es China, donde ya operan múltiples empresas de robotaxis que ofrecen servicios al público, lo que ha acelerado la familiarización de la ciudadanía con este tipo de transporte.

En contraste, los países más desarrollados muestran una postura mucho más escéptica. En Estados Unidos, 51% de los encuestados dijo no confiar en absoluto en los vehículos autónomos. El Reino Unido registró un nivel similar de desconfianza con 52%, mientras que en Australia fue de 49%.

La desconfianza en estas economías podría estar relacionada con incidentes de alto perfil en pruebas de conducción autónoma, así como con la falta de consensos regulatorios claros sobre seguridad y responsabilidad en caso de accidentes. Estos factores han generado dudas tanto entre consumidores como entre autoridades.

La diferencia entre regiones refleja no solo la exposición a la tecnología, sino también cuestiones culturales y de confianza en las instituciones encargadas de regularla. Mientras en países emergentes predomina la expectativa de que los coches autónomos solucionen problemas de congestión y movilidad, en los mercados occidentales prevalece la cautela frente a posibles riesgos.

En conclusión, aunque los vehículos autónomos avanzan en desarrollo y pruebas, su adopción global dependerá de la capacidad de generar confianza en distintas audiencias. La clave, según el estudio, estará en demostrar que la tecnología es segura y en establecer marcos regulatorios que ofrezcan garantías claras para los usuarios.