Grecia desafía a los acreedores y retrasa los pagos al FMI

Esta decisión llega en pleno tira y afloja negociador entre Atenas y la troika (Comisión Europea, BCE y FMI) para cerrar un plan de reformas y ajustes que permita liberar fondos del rescate y evitar un impago soberano del país. El programa de rescate actual expira el 30 de junio. Si Grecia impaga, el BCE podría cortar la liquidez de emergencia a sus bancos, lo que forzaría un corralito y pondría al pais al borde de la emisión de una divisa paralela.

"Las autoridades griegas han informado hoy al Fondo de que el plan para agrupar en uno solo los cuatro pagos de junio, que ahora quedan pendientes para el 30 de junio", ha asegurado el FMI en un comunicado. La posibilidad de recurrir a este mecanismo se remonta a una decisión adoptada en los 70 por el Consejo Ejecutivo de la institución para aliviar "la dificultad administrativa de hacer múltiples pagos en un periodo de tiempo". Hasta hoy, el único país había solicitado esta opción ha sido Zambia, también en los años setenta.

Técnicamente no se trata de un impago, ya que Grecia está siguiendo la norma de la institución pero a efectos prácticos se trata de un retraso en los pagos previstos. La falta de precedentes recientes genera dudas sobre cuál será la reacción de hoy de los mercados ante esta decisión.

La oferta de la troika

La solicitud de agrupamiento de pagos al FMI se produce después de que Jean Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea y Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo, cenaran ayer con el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y le transmitieran una propuesta de acuerdo. La oferta se pergeñó bajo la tutela de Angela Merkel, canciller alemana, y François Hollande, presidente francés, que el lunes se reunieron en Berlín con los máximos responsables de las tres instituciones.

Pero esta última propuesta cruza varias de las líneas rojas fijadas por el Gobierno de Syriza, la coalición de izquierda radical que ganó las elecciones griegas de enero. Concretamente, la reforma de las pensiones y la subida del IVA, además de obligar a Atenas a pedir el visto bueno de las tres instituciones para legislar sobre cualquier medida que pudiera poner en peligro el programa de rescate.

Amenazas de impago

A la salida del encuentro, en torno a la una de la madrugada del miércoles al jueves, los periodistas preguntaron a Tsipras si iba a pagar al FMI el viernes [por hoy], y el líder griego dio a entender que sí: "No se preocupen por eso. Hemos pagado ya US$8.385 millones".

Pero varios ministros del Gobierno y portavoces parlamentarios de Syriza llevaban días, cuando no semanas, amenazando con no pagar al FMI el vencimiento de hoy, especialmente si no había perspectivas de un acuerdo con los acreedores. Hoy mismo, fuentes del Tesoro griego aseguraban a la agencia EFE en Atenas que el dinero estaba disponible para los pagos de hoy del día 12, pero que faltaba la decisión política para hacerlos.

Pero en Atenas la propuesta se ha recibido con frialdad. Nikos Vutsis, ministro del Interior, ha cargado contra la oferta de las instituciones: "Veo el vaso medio vacío y eso que yo soy optimista. Nadie puede verlo medio lleno, porque el texto que fue presentado no puede ser una base para la discusión".

El lunes pasado Gobierno griego envió a los acreedores un documento de 47 páginas con una propuesta de ajustes y reformas. Pero el propio Gobierno alemán la calificó el miércoles de insuficiente y hoy mismo, ya después de la cena de ayer, Dijsselbloem, afirmó que entre ambas posturas hay "grandes diferencias".

Dos documentos, dos enfoques

Cuando uno compara los dos documentos, hay una convergencia de posturas en torno a la cuestión de los objetivos de superávit fiscal entre 2015 y 2018. En la práctica, un elevado objetivo de superávit fiscal es proporcional a la dosis de austeridad necesaria para cumplirlos, bien por subidas de impuestos o por recorte de gastos.

Sin embargo, las discrepancias están más en el cómo conseguir esos objetivos. La lista de propuestas y medidas del Gobierno griego (como promesas de lucha contra el fraude fiscal) son consideradas insuficientes o poco creíbles por parte de los acreedores, que exigen medidas más contundentes.

Donde también hay una gran divergencia de posturas es en la reforma del IVA. Bruselas quiere que el sistema actual de tres tramos 6,5% 13% y 23% pase a solo dos, 11% y 23%, con una cantidad muy limitada de productos al tipo reducido. Los griegos, en cambio, insisten en un sistema de tres tipos distintos (6%, 11% y 23%), y con una gran cantidad de productos gravados a los tipos reducidos y súper reducido.

Además, la propuesta de los acreedores no hace ninguna mención a la posible reestructuración de la deuda, uno de los caballos de batalla que reclaman los griegos.

Próximos pasos: la clave del 70%

Un portavoz de la Comisión Europea ha afirmado hoy que ya se está trabajando en la organización de una nueva reunión a tres bandas entre Juncker, Tsipras y Dijsselbloem, para tratar de acercar posturas.

El problema que tiene Tsipras es que la decisión no depende solo de él: el ala radical de Syriza, que controla 30 de 149 diputados, asegura que no aceptará la dilución de sus líneas rojas.

Desde un punto de vista formal, para que la troika dé por completada esta revisión del rescate griego y puedan desbloquearse los pagos, basta que Atenas cumpla con el 70% de las medidas. Siempre y cuando se cumplan los objetivos fiscal, claro.

El reto de Tsipras es tratar de escoger un 70%de la propuesta de la troika que permita cumplir dos objetivos: que sea digerible por su partido y que permita cuadrar las cuentas.

Y sin su apoyo, Tsipras tiene pocas opciones y ninguna fácil: default, corralito y divisa paralela; afrontar el motín interno y buscar nuevos socios de Gobierno; convocar un referéndum; o elecciones anticipadas.