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Casi cinco años le tomó a la mayor generadora hidroeléctrica del mundo llegar a Chile y lo hizo a través de un proyecto de escala menor.
Hace un par de semanas la corporación asiática tomó el control de Atiaia Energía, ligada al centenario grupo industrial brasileño Cornélio Brennand, que entre otras actividades cuenta con negocios en el área inmobiliaria y de envases de vidrio.
La firma es dueña del proyecto Rucalhue, que considera la instalación de una central hidroeléctrica de pasada de 90 MW de capacidad instalada en las comunas de Santa Bárbara y Quilaco en la Región del Biobío. La principal característica de esta unidad es que pese a contar con un embalse, éste no se utiliza para regular el caudal del río, y su desarrollo considera una inversión estimada en US$240 millones.
Para la compra, cuyo monto no fue revelado, la Corporación de las Tres Gargantas (CTG) actuó a través de su brazo internacional China International Water & Electric Corporation (CWE), cuya subsidiaria en Chile es dirigida por Zhang Yixin.
La asiática, que en Chile cuenta con la asesoría de Nelson Muñoz -y en esta operación por el estudio Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría (“PPU”)-, optó por un desarrollo de menor escala, comparado con los activos que maneja en China, donde opera las dos hidroeléctricas más grandes, y los proyectos de gran escala que está impulsando en otros países de la región, como una forma de posicionarse a nivel local.
La ventaja que presenta Rucalhue es que se trata de una iniciativa que se encuentra en condiciones de iniciar inmediatamente la construcción, porque ya cuenta con los permisos ambientales desde 2016 y mantiene una buena relación con las comunidades aledañas, siendo la más cercana la que le da nombre al proyecto, y que está a sólo un kilómetro del lugar donde estarán las obras definitivas de la central.
La concesión eléctrica para habilitar la línea de transmisión para transportar la energía que se genere también está disponible. Fue concedida hace unas pocas semanas. De hecho, contar con este elemento era uno de los requisitos para finiquitar la compra.
La crisis económica que afecta a Brasil fue la razón por la que Atiaia Energía no logró concretar el plan que se había trazado para Chile y que consideraba inversiones por US$ 1.200 millones para la instalación en el país de hasta 500 MW en base a hidroelectricidad. La falta de capital fue lo que motivó la venta.
Trascendió que CWE mantendría a nueve ejecutivos de la operación local, encabezados por su gerente general, Pablo Ceppi.
En una etapa menos avanzada, Atiaia cuenta con estudios para una segunda central en el Río Bueno, con una capacidad de 170 MW.
Los intentos
A fines de 2016, cuando diversos intentos por concretar proyectos hidroeléctricos de gran tamaño habían fracasado, CTG reenfocó sus planes en Chile y apuntó a las obras hidráulicas y las energías renovables, aunque el resultado no fue mucho mejor.
La corporación tuvo varios intentos. Una de sus primeras apuestas fue comprar empresas. Trascendió que presentaron una oferta no vinculante por los proyectos de la australiana Origin en el país, y después entraron en la puja por los activos de Duke en la región, los que quedaron en manos del fondo I Squared Capital.
Luego apuntaron a las obras hidráulicas, pero los plazos y la forma en que este tipo de iniciativas se conducen en Chile no se ajustaron a sus modelos, por lo que tampoco lograron concretar nada, como sí pudo la segunda mayor constructora del gigante asiático, China Harbour Engineering Company (CHEC), que en enero se adjudicó la construcción del embalse Las Palmas.
La firma estatal china ve con interés al mercado nacional, pues lo consideran parte de una plataforma para darse a conocer, no sólo como el mayor constructor y operador de represas a nivel mundial, sino que también como uno de los principales actores en el área de infraestructura hidráulica en general.
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