FMI advierte que deuda pública global sigue creciendo impulsada por la incertidumbre

La incertidumbre política y económica están marcando la parada y la gestión de las finanzas públicas enfrenta desafíos cada vez mayores. Esta incertidumbre ha debilitado el crecimiento económico, ha encarecido el acceso a financiamiento y ha reducido el margen de maniobra de los gobiernos.

Con motivo de las reuniones de primavera el FMI, advirtió que las perspectivas fiscales empeoran en medio de una gran incertidumbre. Y aseguraron que los anuncios arancelarios de Estados Unidos, las contramedidas de otros países y los niveles excepcionalmente altos de incertidumbre política están contribuyendo a empeorar las perspectivas y a aumentar los riesgos.

Presionados por presupuestos cada vez más ajustados y niveles de deuda en ascenso, los gobiernos enfrentan mayores dificultades para sostener sus compromisos fiscales. A esto se suma el aumento de los costos de financiamiento en las principales economías y un alza significativa en el gasto en defensa, especialmente en Europa.

Producto de estos factores, el FMI aseguró que las finanzas públicas globales se resintieron en 2024. El déficit fiscal mundial se incrementó ligeramente y alcanzó 5% del PIB el año pasado y la proyección para 2025 es el aumento de otro 0,1 punto porcentual hasta 5,1%.

El director de asuntos fiscales del FMI, Vitor Gaspar, aseguró que "los países deberían redoblar sus esfuerzos para mantener su propia casa fiscal en orden".

Gaspar agregó que "en un mundo avanzado y peligroso, los gobiernos financieros deben actuar urgentemente y decisivamente. Enfrentan desafíos y escasos escenarios. Los financieros deberían invertir su capital política en la construcción de confianza. Esto empieza con mantener sus propias casas en orden".

Para "mantener las casas en orden" dijo que los Gobiernos deben involucrar tres prioridades políticas: la primero, la política fiscal debería ser parte de las políticas macroeconómicas orientadas a la estabilidad. Segundo, la política fiscal debería, en muchos países, enfocarse en la reducción de la deuda pública y crear un espacio para responder a los presiones de gastos y otros choques económicos. Tercero, la política fiscal debería, junto con otras políticas estructurales, enfocarse en mejorar el crecimiento potencial.

Para Juan Pablo Vieira, CEO en JP Tactical Trading, aseguró que este comportamiento se debe a "mayor gasto público postpandemia, muchos países aún mantienen niveles altos de gasto público para sostener la recuperación económica tras la pandemia. Esto incluye subsidios, programas sociales, y apoyo a sectores económicos clave, programas que iniciaron en pandemia pero se quedaron. Además, por el aumento del gasto en defensa y seguridad, conflictos como la guerra en Ucrania, tensiones en Medio Oriente y el incremento general de la inseguridad global han llevado a muchos gobiernos a aumentar el gasto militar".

Es por esto que El FMI instó a los países europeos que están elevando con fuerza el gasto militar que acompañen esta medida con un "plan creíble de ajuste" a medio plazo y "transparencia" presupuestaria.

Mientras que la deuda pública promedio subió un punto porcentual, situándose en 92,3% del PIB en 2024, según el más reciente informe del Fondo Monetario Internacional. La proyección mundial para 2025 la elevaron 2,8 puntos porcentuales situando la deuda pública en 95,1% del PIB.

Aunque el deterioro no fue uniforme, algunos países enfrentaron la situación con mayor margen fiscal que otros, las cifras reflejan una tendencia común sobre los factores que impulsaron este comportamiento: el peso persistente de los subsidios, los programas sociales y otros gastos extraordinarios derivados de la pandemia, junto con un aumento sostenido en los pagos de intereses por deuda acumulada.

Además, advirtieron que 53% de los países de renta baja y 23% de los mercados emergentes ya están en alto riesgo de sobreendeudamiento o en dificultades para acceder a financiamiento externo, lo que limita su capacidad de respuesta ante nuevas crisis.

Por lo cual, el debilitamiento de la ayuda exterior agrava el panorama para las economías más vulnerables. En este escenario, el Fondo Monetario Internacional advierte que es urgente ordenar las cuentas fiscales. Recomienda avanzar en un ajuste gradual, sostenido en un marco creíble de mediano plazo, que permita reducir la deuda, generar colchones fiscales frente a nuevas crisis y proteger las inversiones clave para el crecimiento.