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Un siglo marca una era. Una muestra fueron los 100 años que vivió Eiji Toyoda, en los cuales forjó el ascenso del grupo fundada por su tío, hasta convertirla en una de las marcas de mayor reconocimiento mundial: Toyota.
Ayer, una afección cardíaca acabó la vida del centenario motor empresarial, en un hospital de Aichi, en el centro de Japón. Había sido director general de la fabricante de vehículos entre 1967 y 1982, y su presidente hasta 1992.
Acababa de cumplir sus 100 años, 5 días antes de fallecer. Formaba parte de una de las familias más prestigiosas e inteligentes de Japón. El 12 de septiembre de 1913, meses antes de que el mundo entrara en guerra, en la ciudad de Nagoya nacía Eiji Toyoda, hijo de Heikichi Toyoda y sobrino de otro gran hombre de la industria japonesa, Sakichi Toyoda.
Resulta que en 1884, su tío, considerado el “rey de los inventores japoneses”, cansado de ver los achaques que sufría su madre al tejer, inventó un telar automático bajo tres lemas básicos: detener las operaciones siempre que ocurra algo irregular; no fabricar nunca productos defectuosos y que el personal no tenga que vigilar constantemente las máquina. Fundamentos que casi un siglo después recuperaría Eiji y reajustaría a mayor escala, para darle nacimiento al aclamado Sistema de Producción Toyota.
Con la consolidación de la empresa familiar, Toyoda estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad Imperial de Tokio durante 1933 y 1938. Años en los que se formó como profesional, siempre bajo una intensa rigurosidad, esa de la que están dotados aquellos hombres que vienen al mundo a escribir la historia. Forjada además por un sistema educativo que privilegia la innovación.
Precisamente su camino como figura de una de las empresas automotrices más importantes de todos los tiempos, y hoy una de las mayores fabricantes globales, empezó cinco años después de graduarse como ingeniero. Fue cuando su primo Kiichiro Toyoda, fundador de la conocida Toyota Motor Corporation, le encomendó la tarea de ir a supervisar una nueva sede a 32 kilómetros de Nagoya, en un lugar donde había una basta concentración de pinos rojos. Esta nueva fábrica quedaba en la ciudad de Koromo, y fue cobrando tanta importancia con el paso de los años; tanto que actualmente es considerada como Honsha, “fábrica madre” de Toyota.
Así, consolidando esta nueva sede para continuar fabricando automóviles, que en su mayoría eran carros de dos puertas, fue como se abrió camino dentro de la empresa familiar según señala la historia pública de la firma. Primero fue ingeniero y luego fue escalando posiciones.
En 1950, Eiji tuvo la posibilidad de viajar a Estados Unidos y visitar la compañía Ford, de donde salió fascinado; aunque más allá de la alegría por conocer el ensamblaje que usaba una de las más fuertes empresas automotrices del progresista país norteamericano, Toyoda ideó un planteamiento propio. Empezó a trazar la idea de un sistema en el que no se elaboraran carros por cantidad, bajo el conocido Fordismo, sino que pensó en un plan que le permitiría aumentar la calidad de sus automóviles y trabajar bajo demanda. Ello los diferenciaría de sus principales competidores americanos, puesto que Ford producía al rededor de 8.000 carros, mientras que Toyota, al mismo tiempo, emitía 2.500 vehículos.
Mientras se desempeñaba como vicepresidente de la compañía, Toyoda impulsó innovaciones en patentes y en formas de producción, y fue pieza clave en el diseño del Corolla, que fue lanzado al mercado en 1966 como un sedán de dos puertas. El modelo alcanzó la fama mundial hacia 1968, cuando fue uno de los primeros automóviles en ser exportado hacia Estados Unidos, bajo la dirección de Eiji. Durante su periodo como máximo jefe de la compañía, Toyoda logró culminar su obra maestra, el Sistema de Producción Toyota, el cual revolucionó la industria mundial, basado en el concepto del “justo a tiempo”, que redujo costos y aumentó la eficiencia manufacturera al trabajar sobre pedidos en vez de previsiones. Este sistema de funcionar bajo demanda, retirando a los funcionarios de las actividades repetitivas, banderas del sistemas fordiano, y planeando un sistema mancomunado entre los proveedores y los compradores, maximiza los recursos y disminuye el tiempo de entrega.
Con Toyoda a la cabeza, y con la bandera del STP, Toyota logró entrar a varios mercados del mundo, tanto que en la década del 80 hizo una alianza para entrar a producir carros en territorio norteamericano.
Sin duda alguna, Eiji es el genio detrás de esa marca tan cercana a su apellido. Aceleró y maximizó la producción, posicionó al Corolla como el carro más vendido del mundo, y consolidó a la compañía familiar en una de las empresas automotrices más poderosas y millonarias del mundo. Todo gracias a su siglo de vida.
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