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Si tienen éxito, las flotaciones, sumadas a la disminución de las tasas de interés y el regreso de las entradas de capital, podrían allanar el camino
Los banqueros están poniendo sus esperanzas en unas cuantas grandes cotizaciones respaldadas por capital privado para reavivar el mercado de IPO de España el próximo año, después de que varios candidatos pospusieran sus planes de salir a bolsa en los últimos meses culpando a las duras condiciones del mercado.
El operador de casinos Cirsa Enterprises, propiedad de Blackstone Inc., y la firma de tecnología de viajes HBX Group, respaldada por Cinven y CPP Investments, planean lanzar sus ofertas públicas iniciales en la primera mitad de 2025, que podrían recaudar alrededor de 1.000 millones de euros (US$1.100 millones) cada una, informó Bloomberg.
Si tienen éxito, las flotaciones, sumadas a la disminución de las tasas de interés y el regreso de las entradas de capital, podrían allanar el camino para que otros sigan su ejemplo.
“Eso hace que el entorno sea más atractivo para que los emisores salgan al mercado en 2025, siempre que puedan demostrar un impulso financiero”, dijo Salvatore Branca, director de mercados de capitales de acciones para el sur de Europa en BNP Paribas SA.
Tras unos años tranquilos, 2024 se perfilaba como un año decisivo para las cotizaciones españolas, encabezadas por la salida a Bolsa de 2.600 millones de euros de Puig Brands SA en mayo, la mayor del país en casi una década. Pero las cosas no han resultado exactamente como se esperaba.
Las acciones de Puig, propietaria de las marcas de belleza Rabanne y Charlotte Tilbury, han tenido dificultades para recuperarse de los decepcionantes resultados de septiembre y han bajado 19% desde su salida a bolsa. La empresa de servicios de agua y energía Cox Abg Group SA ha estado fluctuando en torno al precio de su oferta pública inicial reducida.
Otras empresas locales han congelado sus ambiciones de salir a bolsa, entre ellas el grupo de panadería Europastry SA, el minorista de moda Tendam y la unidad Astara de Bergé y Compañía.
El inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca añade otra capa de complejidad a las empresas que están sopesando la posibilidad de salir a Bolsa. Los inversores están preocupados por algunos de los planes de política del presidente electo de Estados Unidos, incluidos los posibles riesgos para los patrones de comercio mundial derivados de sus amenazas de aranceles.
“El contexto geopolítico y las incertidumbres no ayudan”, dijo Álvaro Castro, responsable del mercado primario de renta variable del operador bursátil español Bolsas y Mercados Españoles.
Aun así, Castro dijo que sigue siendo “razonablemente optimista” sobre las perspectivas de la IPO, dada la cantidad de empresas que intentaron salir a bolsa este año y las otras que esperan su turno.
“Lo importante es el largo plazo y que las empresas entiendan, como cada vez lo hacen más, que cotizar en Bolsa aporta reputación y visibilidad a las empresas”, afirmó.
Los negociadores están mirando hacia Estados Unidos en busca de señales de un repunte en la actividad de OPI, y la historia sugiere que es probable que el aumento del volumen de operaciones en Estados Unidos sea imitado por el resto del mundo. España puede estar mejor posicionada que algunos de sus vecinos europeos para aprovechar esa ola, según André Pereira-Ambrosio, responsable de ECM para Iberia en Alantra Partners SA.
La economía española, duramente golpeada por el Covid-19, va camino de crecer 3% en 2024 y 2,3% el año que viene, por delante de la zona euro, según las previsiones de la Unión Europea. Mientras tanto, el índice bursátil español IBEX 35 ha subido alrededor de 15% en lo que va de año, superando al índice de referencia regional Stoxx 600.
Esto no significa que las puertas se abrirán de par en par para todos los candidatos a una IPO.
“Las empresas de mediana y gran capitalización con historias únicas podrán salir a bolsa en condiciones favorables, mientras que las candidatas de pequeña capitalización seguirán enfrentándose a desafíos”, dijo Pereira-Ambrosio de Alantra. “Para que estas empresas más pequeñas accedan al mercado, tendrán que ser más flexibles con sus expectativas de valoración”.
De hecho, el desajuste en las expectativas de valoración entre emisores e inversores ha sido un obstáculo para la actividad de negociación, y seguirá siéndolo a menos que los vendedores (en particular las empresas de capital privado) puedan llegar a un acuerdo sobre el precio, según Roberto Scholtes, jefe de estrategia del gestor de patrimonio Singular Bank.
“El punto de inflexión podría venir más bien de fondos de capital privado más presionados que piden valoraciones más bajas”, dijo.
De todos modos, si los riesgos económicos y geopolíticos disminuyen, y siempre que las transacciones se realicen a precios atractivos, España debería ver un entorno “más favorable” para las IPO, dijo Natalia Aguirre, directora de investigación y estrategia de Renta 4, con sede en Madrid.
Los parámetros utilizados son el Producto Interno Bruto, PIB; el desempeño bursátil; la inflación subyacente; el desempleo y el déficit público
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