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Ahora, graduados universitarios, prometieron llevar la luz con el simple toque de un interruptor a las áreas aún no conectadas a la red. Para concebir una empresa ecológica y viable, invitaron a participar a Manoj Sinha, quien había estudiado gestión empresarial. Esto sucedió en 2007, cuando aún un tercio de la población del país no tenía acceso a la electricidad.
Después de un intento fallido de utilizar semillas de jatropha para producir biodíesel, los amigos se centraron en la cascarilla del arroz, un producto de desecho que se genera al procesar un alimento básico, el arroz, para separar la cascarilla del grano. Descubrieron que tan solo en los arrozales de Bihar se generaban alrededor de 1.800 millones de kilos cada año, pero no se les daba un uso productivo.
Con el lanzamiento de su empresa inicial, Husk Power Systems (HPS) en 2008 y el comienzo de operaciones en el distrito de Champaran Occidental, los emprendedores se centraron en desarrollar un sistema de circuitos que convirtiera la biomasa en energía. Con subsidio del Ministerio de Energía Nueva y Renovable del gobierno, diseñaron una planta generadora de electricidad a partir de la cascarilla del arroz con una capacidad de 30 a 35 kW que podría suministrar electricidad de 5 a 7 horas cada noche a 400 hogares en un radio de 3 km.
Los clientes debían pagar de 150 a 160 rupias al mes por concepto de dos bombillas fluorescentes compactas (LFC) y una unidad de carga portátil. Si utilizaban televisores, refrigeradores o si realizaban operaciones comerciales, podían pagar más con el uso de medidores inteligentes de prepago.
"Anteriormente, a medida que llegaba la noche, teníamos que utilizar lámparas de queroseno o velas. Ahora, nuestros hijos pueden estudiar en la noche y también puedo mantener mi tienda abierta", comenta Ranjit, un carnicero de la villa de Dahwa.
HPS pronto se extendió a ocho distritos, incluidos Champaran Occidental y Oriental, Samastipur, Motihari, Siwan, Muzaffarpur y Gopalganj. Para 2011, había alrededor de 70 miniplantas de biomasa suministrando energía a más de cien mil personas. La inversión era pequeña y en tres meses, cada planta generaba una ganancia de 50.000 rupias.
También capacitaban a jóvenes locales para operar y dar mantenimiento a la planta y supervisar la distribución y los cobros. "Me eligieron para recibir capacitación y ahora gano 6.500 rupias al mes", dice Ajit Kumar.
Afortunadamente para HPS, la financiación llegó de diferentes fuentes. El dinero de los premios de Darden's Annual Business Plan Competition de la Universidad de Virginia, Social Innovation Competition de la Universidad de Texas y de Ignite Clean Energy Competition del Instituto de Tecnología de Massachusetts se invirtió en el negocio. Las 120.000 libras del Premio Internacional Ashden en 2011 resultó ser la guinda del pastel. La UNFCCC también certificó que la planta de biomasa de 40 kVA reduce la emisión de 215 toneladas de dióxido de carbono anuales, al operar de 5 a 6 horas al día, lo cual la hizo elegible para transacciones de bonos de carbono. También recibió becas de la Fundación Shell e inversiones de capital de empresas de capital de riesgo social como Bamboo Finance, Acumen Fund y LGT Venture Philanthropy.
Sin embargo, en la práctica, la empresa tenía sus propias quejas. Descubrió que varias aldeas habían quedado fuera de su mapa de energía por encontrarse demasiado alejadas o por su escasa población. "Abordamos las necesidades esenciales de este último rubro con minirredes de CC generada en celdas fotovoltaicas", explica Manoj Sinha, director general.
Para 2014, el escenario cambió nuevamente. HPS descubrió que sus clientes ya no estaban satisfechos con ocho horas de electricidad. Deseaban energía bajo demanda (24 horas, siete días a la semana). Así, la iniciativa comenzó a buscar un socio para agrupar biomasa y energía solar en una unidad de sincronización híbrida para los clientes, y suministrarles electricidad a base de energía solar durante el día y a base de cascarilla después del anochecer.
Por su tecnología propia, encontraron un socio en el fabricante estadounidense de celdas fotovoltaicas, First Solar. "Como inversionista estratégico, First Solar eligió participación, y está suministrando paneles solares a un precio preferencial", dice Sinha, sin revelar la relación exacta de su participación.
En septiembre, HPS abrió su primera unidad híbrida en Manjhariya, Motihari, donde, además de la planta de biomasa, 25 a 50 kW provenientes de paneles solares ofrecen electricidad ininterrumpida 24 horas, siete días a la semana, y para diciembre, se abrirán tres unidades adicionales.
Aunque HPS innovó su tecnología en India, ahora consideran que es más fácil implementar proyectos similares en países como Uganda y Tanzania. "Tienen políticas más transparentes para pequeños productores de energía y ofrecen derechos exclusivos durante ocho a diez años, mientras nos comprometamos en las tarifas. No existe tal seguridad en India, lo que preocupa a los inversionistas", dice Sinha. Él teme que la Junta Estatal de Electricidad se expanda a los distritos donde HPS opera, lo que plantearía desafíos a sus activos.
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