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Volvió a trinar Hugo Chávez. El mandatario escribió en su cuenta de Twitter: “Hemos llegado de nuevo a la patria venezolana. Gracias Dios mío!! Gracias Pueblo amado!! Aquí continuaremos el tratamiento”. Con ese mensaje, escrito a las cuatro y doce minutos de la madrugada del lunes, anunció su regreso después de dos meses y una semana de ausencia total. La noticia genera una serie de conjeturas interesante de revisar. Además, porque el escenario político latinoamericano es particularmente dependiente del chavismo en sus procesos de integración.
El líder bolivariano retorna justamente cuando, a causa de las recientes fotografías publicadas por la prensa mundial, los ánimos de la oposición se hallaban arriba. Con ello, dejó perplejos a quienes lo aseguraban en fase terminal de su enfermedad y dio un resurgimiento al chavismo, por lo menos para seguir adelante con el plan de sucesión previsto en favor de Nicolás Maduro. Sigue siendo secreto de Estado el diagnóstico real y pleno de su enfermedad. La incertidumbre prevalece.
Sin embargo, el retorno de Chávez es conveniente a Venezuela y a la región. Para Venezuela representa la posibilidad de disipar las encontradas versiones sobre la permanencia o no del chavismo. Su arribo influye de manera positiva, pues reunifica a todas las fuerzas envueltas en el Psuv, y le da un amplio respiro ante las notorias dificultades políticas por las que viene atravesando. Con temas neurálgicos, tanto en el terreno político como económico, el hecho de que el líder de la revolución esté presente es aliciente para la masa ávida de su figura.
En el terreno latinoamericano es pertinente saber de Hugo Chávez, pues con ello se mantiene vigente el corolario integrador de la alianza Alba, entre otros esquemas de diálogo político propuestos y secundados por él. Con su presencia física en Venezuela, los demás líderes de la región identificados con los procesos que se sugieren desde Caracas, tienen mayor seguridad sobre los pasos a seguir.
Ahora bien, la llegada de Chávez a Venezuela es coincidente con una crítica situación financiera y económica. Como es sabido, la devaluación está golpeando fuertemente al sector externo que tiene intereses en tomar ventaja de una economía poco productiva y competitiva como es la venezolana. Ya las grandes firmas han definido en sus proyecciones que los ingresos estarán por debajo de lo que inicialmente plantearon. Pero internamente nada es mejor. Los precios de los productos que se compran en el país están subiendo como consecuencia normal del fenómeno; y los que no lo han hecho, simplemente llegarán allí por la inercia del mercado.
Es de esperarse que con la depreciación del bolívar, el gobierno adopte una más de sus medidas populares, subiendo los salarios en un porcentaje estruendoso. Eso lo estarán consultando en el Hospital Militar. Si el Presidente puede hablar, ya estará ilustrando alzas entre el 24 y el 28% para los meses venideros.
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