El e-commerce latino es muy joven para gravar

La maravilla del comercio en internet es que hay millones de productos al alcance con solo pulsar un botón. Esta es la tendencia a la cual América Latina se ha ido arrimando poco a poco mientras aumentan las opciones de compra en la web. Mientras que el comercio en la región se acerca a los US$69.994 millones para este año, aún sigue siendo muy joven para que las transacciones ‘on-line’ lleven un impuesto.

El director de la Dian, Juan Ricardo Ortega, sugirió que las ventas por internet podrían ser gravadas para combatir la evasión y el lavado de activos pero los expertos aseguran que esto podría marchitar la industria que apenas está comenzando a crecer, especialmente en Colombia. En la región, el comercio por medio de la red empieza a coger impulso ya que anteriormente los obstáculos como la percepción de inseguridad, la falta de tarjetas de crédito y las pocas opciones para llevar los productos, hicieran esto un lujo para otros países.

Harry Pallares, gerente general de Best Practices Internet Marketing, aseguró que hay mejores momentos para imponer impuestos sobre las transacciones virtuales que no sea cuando estas están cogiendo velocidad. “No tiene sentido subir una barrera cuando todavía se está penetrando al mercado. Es mejor esperar a que se estabilicen las ventas  y así gravar las transacciones”.

Además, Pallares aseguró que las ventas de e-commerce usualmente se estabilizan con el tiempo ya que es una selecta cantidad de personas las que pueden aprovechar este método: aquellos con acceso a internet y capacidad adquisitiva. Por ejemplo en países como México, Brasil y Chile ya se está llegando a un nivel de venta sostenido. Chile tuvo un crecimiento en este tipo de comercio de 30,5% en 2010 después de haber visto aumentos desde hasta el 132%. Por su lado Colombia aún presentó un crecimiento en la penetración del internet de 8% en los últimos dos años según un estudio del Ministerio de Tecnología y Comunicaciones.

“Poner impuestos sobre las ventas en el comercio es bueno y malo. Usualmente al principio se baja la transaccionalidad pero esta vuelve a subir ya que el valor agredo de la compra por internet es mayor”, dijo Pallares.

Algunos países ya han tomado la iniciativa en este caso. Uruguay por ejemplo cobra una aduana solo sobre las importaciones compradas por internet que superen los US$200 o los 20 kilos. Además permite hacer compras en distintas tiendas y traer la mercancía en un mismo envío por medio de un courier. Perú por su parte, cobra 18% sobre las importaciones de este tipo que entran al país además del 4% del valor del producto que corresponde al arancel.

Polkan García, experto en tecnología aseguró que poner impuestos sobre esas ventas va en contra de la innovación y de hecho juega en contra de las pequeñas firmas que usan este método como una ventaja competitiva. “Los modelos de negocios no son iguales, por lo tanto no deberían gravar de la misma manera que los establecimientos tradicionales. Se trata de innovación y el mundo está cambiando”.

Sin embargo, es difícil no ver la parte lucrativa de hacer un recaudo sobre las ventas en la red. El mejor ejemplo para esto es el caso de Estados Unidos donde se ubican los titanes del comercio por internet y los cuales ahora deben recaudar un impuesto en sus ventas. Antes de que se pasara la ley que permitió este gravamen, el país perdía alrededor de US$11.650 millones en impuestos no captados.

Finalmente con una expectativa que el comercio virtual crezca al US$1,25 billones alrededor del mundo, tendrá que haber una manera de recaudar impuestos  sin afectar el mercado de la red.

Estados Unidos y los impuestos sobre los gigantes

El  Marketplace Fairness Act, la ley de el país americano diseñada para nivelar la competitividad entre los vendedores de tiendas físicas y lo comerciantes de internet paso el senado estadounidense con 69 votos a favor y 27 en contra. Este nueva regla obliga a los comerciantes con ventas  de más de un millón de dólares por fuera del estado donde tiene una planta física a cobrar el impuesto de venta correspondiente. Este cargo se le hace directamente al consumidor y no a la compañía que hace la venta. Esta propuesta aún debe pasar la casa de representantes donde no es bien favorecido.

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