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Alemania y Francia se enfrentaron públicamente ayer por los planes para poner al Banco Central Europeo a cargo de la supervisión de los bancos de la Unión Europea, impidiendo que se alcanzara una de las reformas más audaces del continente.
En momentos en que hay poco tiempo que perder para cumplir el compromiso de completar un marco jurídico que permita la creación de una unión bancaria en toda la Unión Europea antes de fin de año, el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schaeuble, dijo en una reunión con sus pares que no apoyará un plan que dé al BCE la última palabra en la materia.
En tanto, el ministro de Finanzas francés, Pierre Moscovici, y el BCE protestaron contra un debilitamiento del plan, que permitiría unificar la forma en que Europa aborda la situación de los bancos que se encuentren en problemas.
La última decisión 'no puede dejarse en manos del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo', dijo Schaeuble en un intercambio público de opiniones con otros ministros de Finanzas de la zona euro realizado en Bruselas.
El funcionario alemán agregó que no podrá haber acuerdo a menos que los supervisores nacionales tengan la responsabilidad de la mayoría de los bancos.
'Una y otra vez hemos dejado claro que una muralla china entre la supervisión bancaria y la política monetaria es una necesidad absoluta', dijo Schaeuble, que también expresó su escepticismo de que un banco central independiente como el BCE deba asumir tareas de supervisión.
Moscovici respondió que los líderes de la UE, que dieron a los ministros de Finanzas la responsabilidad de elaborar un marco de supervisión, pusieron siempre al BCE en el centro de sus intenciones.
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