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Este año, una de las principales preocupaciones de los líderes mundiales es la desinformación
Puede que no parezca tan difícil reunir cada año a directores ejecutivos, ministros y multimillonarios en una estación de esquí de los Alpes, aunque cualquier conversación interesante en Davos (Suiza) tiene mucho que ver con el tema de debate cuidadosamente elegido por el anfitrión.
Este año, el Foro Económico Mundial ha decidido centrar las conversaciones en "reconstruir la confianza". Y, a pesar del caos geopolítico en todo el mundo, los líderes mundiales pueden señalar un área en la que el proceso de reconstrucción de la confianza ha dado recientemente un paso adelante: la acción climática.
La conferencia COP28, que concluyó a finales del año pasado en el estado petrolero de Emiratos Árabes Unidos, se había convertido en un pararrayos de las críticas de los activistas climáticos sobre el control de la industria de los combustibles fósiles sobre la diplomacia climática mundial. Sin embargo, contra todo pronóstico, todos los países acordaron por primera vez abandonar los combustibles fósiles de acuerdo con la ciencia climática.
"La COP28 no consiguió todo lo que todos querían. Es un objetivo imposible. Pero fue más lejos en acciones reales" que en las últimas reuniones de la COP, dijo Rich Lesser, presidente del Boston Consulting Group, que prestó servicios de asesoramiento al equipo de la COP28. Según Lesser, de cara a los debates de Davos, el clima será uno de los temas en los que la gente tendrá "un estado de ánimo un poco más positivo".
No es sólo una opinión del mundo empresarial, sino también de los activistas. May Boeve, directora ejecutiva de 350.org, se muestra "cautelosamente optimista" sobre las posibilidades de que los compromisos de la COP28 se reflejen en las decisiones de todo el mundo.
El mayor paso que pueden dar los líderes mundiales para fomentar la confianza en la cuestión climática, afirma, es encontrar formas de financiar la transición energética en los países en desarrollo mediante inversiones de los países ricos. Con la reforma de las instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial, en el horizonte de este año, Boeve afirma que un progreso significativo podría "ayudar mucho, mucho" a generar confianza.
Los debates de Davos también se ven influidos por el Informe anual sobre Riesgos Mundiales del FEM. Este año, una de las principales preocupaciones de los líderes mundiales es la desinformación, que desempeñará un papel clave en los resultados de las numerosas elecciones nacionales que se celebrarán en 2024. Todos los intentos de atajar este problema están en pañales, desde la regulación de la inteligencia artificial en Europa hasta los intentos de las empresas de redes sociales de etiquetar las noticias falsas.
Boeve señala que la forma sistemática en que el mundo está empezando a abordar el cambio climático es algo que puede servir de modelo para otros grandes problemas a los que se enfrenta el mundo. A lo largo de tres décadas, se ha necesitado una combinación de organizaciones intergubernamentales, financieros bucaneros, empresarios decididos, experimentos de política nacional y poderosos movimientos activistas para superar las inmensas fuerzas de oposición. Incluso en las reuniones de élite del FEM, más de una cuarta parte de los debates se dedican a cuestiones relacionadas con el clima.
Al menos en lo que respecta a la lucha contra el cambio climático, existe un plan y ha sido suscrito por todos los países. "El mundo se ha puesto de acuerdo sobre lo que tenemos que hacer", afirmó Lesser. "Ahora la pregunta es: ¿podemos hacerlo realmente?".
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