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El principal tema al que Guterres debe prestarle atención en cabeza de la Secretaría General será la reorganización del Consejo de Seguridad, debido a que la figura de los cinco miembros permanentes ha ensombrecido la capacidad de acción de la ONU.
“Los desafíos macro son estructurales y tienen que ver con cómo hacer que el poder de los cinco grandes del Consejo de Seguridad no opaque el trabajo de la ONU con mecanismos como el veto”, explicó el profesor del Centro de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir.
De igual manera, la coyuntura internacional hace que otras temáticas se hagan imprescindibles en la agenda del secretario: la guerra en Siria, la crisis migratoria y la paz entre Palestina e Israel.
El conflicto sirio, específicamente, ha sido un problema para las Naciones Unidas. La dificultad para ingresar como miembro neutral a ofrecer ayuda en los territorios azotados del país ha generado una pérdida de credibilidad internacional de la entidad.
De allí derivan otros problemas de fondo como la erradicación de la guerra con motivos fundamentalistas religiosos.
Al mismo tiempo, la crisis migratoria a la que se enfrentó el territorio europeo aún no ha logrado llegar a un punto de equilibrio, por lo que la intervención activa de la entidad será fundamental para encontrar una solución al problema.
De igual manera, de acuerdo con Jassir, la timidez del anterior secretario general frente a la resolución del conflicto palestino-israelí debe acabar.
Las condenas a las ocupaciones israelíes que presentó reiteradamente Ban Ki-moon parecieron no tener ningún efecto, por lo que el analista asegura que Guterres debe relanzar los diálogos de paz que se han visto estropeados desde los años 90.
La opinión
Mauricio Jaramillo Jassir
“Los desafíos macro son estructurales y tienen que ver con cómo hacer que el poder de los cinco grandes del Consejo de Seguridad no opaque el trabajo de la ONU con mecanismos como el veto”.
La enmienda y el proyecto de resolución requieren cada uno al menos nueve votos a favor y ningún veto de Rusia, China, Estados Unidos, Reino Unido o Francia para ser aprobados
Rechazaron las propuestas como liberalizar el mercado laboral y permitir el arbitraje internacional para los inversionistas extranjeros
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