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Para llegar a lo que hoy se negocia entre Colombia y Costa Rica fue necesario, como se precisó en la primera parte del presente análisis, avanzar en la consolidación de un diálogo bilateral fluido en el que se identificaron algunos aspectos útiles, tanto a la política doméstica como a la exterior de ambos Estados.
Bajo el liderazgo de Laura Chinchilla y Juan Manuel Santos, estas naciones latinoamericanas han asumido el compromiso de enlazar sus directrices procurando la comprensión de los dos escenarios geográficos en los que se encuentran localizados los citados países.
Justamente, el pasado 28 de septiembre se puso fin a la segunda ronda de negociación entre los dos equipos que adelantan dicho proceso en favor del logro de un acuerdo de libre comercio (TLC) entre ellos. Como se anotó anteriormente, la estructura de una negociación previa entre Costa Rica y Perú ha servido para brindar agilidad y una ruta más expedita y útil a la obtención del tratado. Sin embargo, no ha sido tan fácil la consecución de consensos entre quienes están de lado y lado de la conversación.
Si bien puede señalarse que lo alcanzado hasta el momento es satisfactorio, pues pocas veces se llega a definir 17 capítulos -para esta clase de acuerdos- en sólo dos rondas de negociación, el análisis de lo definido demuestra que hay algunos sectores que se oponen a los posibles avances, fruto de las conversaciones bilaterales.
Hay, por ejemplo, fuertes negativas por parte de las cámaras empresariales costarricenses (entre las que se destacan la de industrias, de alimentos, y la Cámara Nacional de Agricultura) para que el tratado llegue a buen fin, ya que han determinado en notoria distancia al sistema productivo de su país en relación con el colombiano. Particularmente en el sector textil no hay tal oposición, dado que visualiza con buenos ojos la posibilidad de adquirir materia prima desde Colombia para su producción internacional.
Al interior de los gremios ticos existe malestar, incluso porque -según sus representantes- el gobierno, en cabeza del Ministerio de Comercio Exterior (comex), ha venido manejando la información obtenida en beneficio del acuerdo, aprovechando que efectivamente existen actores económicos que lo respaldan profundamente al interior del país centroamericano, y dejando de lado la posición de los múltiples industriales que lo han previsto como desventajoso a sus actividades.
A lo anterior se ha sumado la discusión sobre los temas directamente vinculados con la mano de obra, ya que, de acuerdo con los críticos del proceso, emplear a una persona resulta más costoso en Costa Rica que en Colombia, y eso pondría en desventaja socio-económica al mercado costarricense frente al nacional colombiano.
Arguyen que los costos fijos de producción también son más baratos en el país suramericano y que el aprovechamiento de recursos naturales, dadas las bondades que presenta la tierra y su riqueza en recursos naturales -además del tamaño del territorio-, hacen más viable la generación de empleo, que en Costa Rica.
Sectores directamente involucrados, como ocurre con la industria plástica, textil y metalmecánica, siguen expresando su inconformidad mientras el acuerdo avanza a un ritmo bastante ágil.
Del lado colombiano pocas son las quejas o intervenciones en contra del acuerdo comercial. El sistema productivo nacional entendió las variadas posibilidades que existen en Centroamérica y antes que oponerse, ha generado las condiciones para que se llegue pronto al final de la negociación.
La experiencia con el Triángulo Norte, sin estar explorado, ni aprovechado, ni siquiera en un 50%, ha demostrado que ante la diversificación, una orientación hacia esa parte del mundo es una gran decisión, tanto por temas logísticos como de aprovechamiento de las oportunidades para la penetración de esos mercados.
Este acuerdo, que es uno más de los que Colombia ha querido sacar adelante, es otra pieza del engranaje sobre el cual se comprende la internacionalización del país. De continuarse con el ritmo que ha tenido, es probable que al finalizar este mes de octubre se supere en su totalidad, ganando Costa Rica a su vez la ampliación de su rol en el Pacífico.
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