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Los bienes asociados a la corona bajo control del Gobierno británico, recibiendo algunos beneficios, ascienden a €27.750 millones
La muerte de Isabel II ha traído numerosas especulaciones sobre qué pasará con su enorme fortuna. Como era de esperar, la monarca ha dejado todo atado con la redacción de un testamento, cuyo contenido no se hará público, pero del que sí se conocen sus principales benefactores.
El nuevo rey Carlos III de Inglaterra ha recibido de forma automática todo el patrimonio público controlado por la fallecida, que consta de propiedades, obras de arte, inversiones e incluso 32.000 cisnes, así como los delfines, las ballenas y los esturiones que viven en libertad en las aguas del Reino Unido considerados propiedad del monarca británico desde hace 800 años.
Aunque la Casa de Windsor no comparte muchos detalles sobre sus finanzas, sí que hay varias estimaciones de las cifras. Los bienes asociados a la corona, propiedad de la familia, pero bajo control del Gobierno británico que recibe los beneficios que generan cada año, ascienden a unos €27.750 millones, según Forbes.
La fortuna personal de la reina, que sí puede repartir a su gusto, se estima en £370 millones (unos €426 millones), según la lista de las personas más ricas del país publicada por Sunday Times.
Todo este patrimonio público y privado se engloba bajo la llamada Royal Firm, también conocida como Monarchy PLC, que los miembros de la familia real británica consideran como "el negocio familiar". Aquí se incluyen los bienes de la corona de Escocia, del Crown Estate, los Ducados de Lancaster y de Cornualles y los Palacios de Buckingham y Kensington.
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