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Estados Unidos y la Unión Europea quieren comerciar como si fueran uno solo. Pero el tema no es fácil, principalmente por las políticas proteccionistas de ambas partes sobre la agricultura de sus países. Aún así, desde ayer se prendieron las esperanzas de ver hecho realidad el tratado de libre comercio (TLC) más grande de la historia.
Desde hace varias semanas representantes de la Unión Europea habían mandado mensajes a Estados Unidos diciéndole que estaban listos para empezar las negociaciones. Ayer Barack Obama, presidente del país norteamericano, José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, y Herman Van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, confirmaron el tema con un comunicado conjunto en el que se notó la disposición de las dos partes para llegar a un acuerdo. Barroso también dijo ante la prensa que antes de finalizar junio se iniciarían las reuniones bilaterales.
En la actualidad el comercio entre estas dos potencias representa la tercera parte de los flujos comerciales de todo el planeta, y las dos economías juntas son casi la mitad del PIB del mundo. La eventual firma de un acuerdo que reduzca no solo aranceles sino también trabas para poner más productos en ambos mercados sería un hecho histórico, y desde ya es catalogado como el TLC más grande jamás firmado.
Pero el camino es complejo por la naturaleza económica de las dos partes. A diferencia de lo que pasa con Colombia respecto a Europa o Estados Unidos, cuyas economías son complementarias porque los productos de un lado pueden suplir las necesidades en el otro, los mercados de esas dos potencias son competitivos, es decir, la mayoría de mercancías que producen son las mismas.
Y aunque puedan limar asperezas en muchos aspectos, los expertos coinciden en que el tema agrario es el más álgido por las políticas proteccionistas de ambos sobre este sector. Los subsidios que se dan para la agricultura en Estados Unidos y en los 27 países que componen la Unión Europea, no son los mismos y dentro de una negociación entre dos grandes va a ser muy difícil llegar a acuerdos sobre quién tendría mayor ventaja sobre el otro.
“Ese es el tema más delicado porque ambos subsidian mucho, y la experiencia ha mostrado que ninguno negocia este punto. Habrá que ver qué pasa a la hora de sentarse a hablar”, dijo Carlos Ronderos, ex ministro de comercio exterior.
“Ambos tienen políticas proteccionistas muy fuertes y va a ser muy difícil llegar a un acuerdo. Las opciones son: ver cómo se puede competir con esos subsidios, dejar de lado ese sector en las negociaciones, o decidir que se va a dejar de subsidiar, lo cual es muy poco probable que suceda”, señaló Marcel Hofstetter, director del departamento de economía de la Universidad de la Sabana.
De hecho, las cifras históricas del comercio entre los dos muestran que el intercambio de productos primarios es el de menor monto, y dentro de este grupo los productos agrícolas en 2011 representaron alrededor de la mitad de la cifra a la que llegaron las importaciones y exportaciones de combustibles y productos mineros.
Es decir: mientras que las importaciones de manufacturas a la Unión Europea desde Estados Unidos en 2011 fueron US$196.127 millones, las de productos primarios fueron US$46.544 millones; dentro de este último grupo, los combustibles y productos mineros aportaron US$31.200 millones, y los agrícolas US$15.344 millones.
En las exportaciones desde la Unión Europea, la agricultura alcanzó los US$18.722 millones.
“Este tema es complicado y de hecho la lucha ya se vio en el ámbito de la Organización Mundial del Comercio, donde no se pudo llegar a acuerdos al respecto.
Esa es una negociación muy exigente que puede durar muchos años”, señaló el director ejecutivo de la Cámara de Comercio Colombo-Americana, Camilo Reyes Rodríguez.
Sin embargo, el anuncio ha generado esperanzas en todo el mundo, y parece que el momento de crisis ha generado un ambiente político que puede ayudar a cerrar tratos y a ceder por parte de ambos. “El momento es bueno. Ambas economías están estancadas y necesitan algo que les suba un poco las revoluciones. Los TLC son un buen instrumento para alentar la economía”, dijo Hofstetter.
Por el lado de Colombia, la labor que tiene por delante es aprovechar la entrada en vigencia de sus TLC con Estados Unidos y la Unión Europea para posicionarse dentro de esos mercados. Su posición de mercado complementario ahuyenta temores sobre un perjuicio si se concreta lo anunciado ayer por las dos potencias.
“Colombia debe jugar con un pie a lado y lado, y jugar balanceado en las dos fuerzas. No puede quedarse solo en lo que es Europa y Estados Unidos, pues no le conviene relegarse del comercio tan grande que representa Asia”, opinó Ronderos.
Los cinco objetivos del Acuerdo Transatlántico
En un informe que presentó el 11 de febrero una comisión especial para estudiar el TLC entre Europa y Estados Unidos, se mostraron los puntos más importantes de un eventual acuerdo: la eliminación o reducción de las barreras convencionales del comercio de bienes; la prevención de las barreras para comerciar bienes, servicios e inversión; mejorar la compatibilidad de las regulaciones y los estándares; la eliminación o reducción de las innecesarias tarifas no arancelarias “detrás de la frontera”, y mejorar la cooperación para el desarrollo de reglas en temas globales comunes y para alcanzar metas compartidas.
Las opiniones
Carlos Ronderos
Exministro de Comercio Exterior
“La agricultura es el tema más delicado porque ambos subsidian mucho, y ninguno negocia este punto”.
Camilo Reyes Rodríguez
Dir. de la Cámara de comercio Colombo-Americana
“Este tema es complicado para las dos partes. Esa es una negociación muy exigente que puede durar muchos años”.
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