Alcanzar la transformación productiva con base en un desarrollo sostenible y la competitividad en armonía con la naturaleza es la apuesta del sector empresarial, basados en programas estructurales. El propósito sostenible es la vocación de las empresas vinculadas cada vez más a legislaciones e indicadores que demuestren lo sostenible que son, aumentando así su reputación y competitividad. Actualmente no basta ser solo sostenibles medioambientalmente y económicamente; también hay que serlo socialmente, obligados a replantear estrategias para alcanzar estos objetivos.
Ahora, la transición energética representa retos tecnológicos, económicos y de planeación que nos obligan a pensar en un futuro sostenible ya que más del 50% de la población vive en ciudades y esto implica mayor uso de recursos.
