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Tasa de usura y exclusión financiera


La tasa de usura y su efecto en la disminución de la inclusión financiera despierta en el país diferentes posturas desde el sector bancario y público

Gabriel Santos, presidente ejecutivo de Colombia Fintech
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“La tasa de usura condena a los colombianos a créditos ilegales como los gota a gota"

jueves, 23 de enero de 2025

Gabriel Santos, presidente ejecutivo de Colombia Fintech.

Foto: Colombia Fintech

Desde el sector Fintech, junto a otros actores, se plantea la urgencia de hablar sobre los efectos de la tasa de usura en Colombia y cómo dar más acceso al crédito

La tasa de usura en Colombia se pensó con el objetivo de cuidar a los consumidores de intereses abusivos. Sin embargo, esta figura ha tenido un efecto contraproducente en los sectores más vulnerables de la sociedad, pues con cada punto que disminuye la tasa de usura aumentan los requisitos y barreras para acceder a créditos y, además, se acortan las oportunidades de al menos 65% de colombianos para acceder a créditos formales y legales.

Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech, considera que la tasa de usura, como se plantea actualmente, es “un mecanismo que, a todas luces, fracasó y Colombia tiene que llevar a cabo una conversación, por dolorosa que sea, con apego a los datos, acompañamiento de la academia y la sociedad civil, sobre cómo permitimos que estas personas que hoy están condenadas a los créditos ilegales puedan tener un servicio de crédito legal”.

¿Hace falta hablar sobre si hay que mantenerla o no?

En un 100%, pues en Colombia la tasa de usura fracasó. Hace muchísimo tiempo establecimos un mecanismo para proteger a los consumidores de crédito del país de tasas abusivas y lo que terminamos por hacer es excluir a dos terceras partes de la sociedad colombiana al acceso al crédito.
Estamos condenando a las personas a una tasa del “gota a gota” de 380%, o a las Mipymes del país a una tasa de 666%, donde en muchos casos terminan pagando nueve veces la deuda adquirida originalmente.

¿Por qué hablar de tasa de usura e inclusión financiera?

Cuando vemos la foto de acceso al crédito en el país, donde solo 35% de los colombianos accede al crédito formal, nos damos cuenta de que es una discusión incompleta y excesivamente politizada.
La política se ha llevado la bandera de abaratar créditos en el país a través de un mecanismo tan restrictivo como la tasa de usura, pero muy pocos en el mundo político estaba hablando de ese 65% de personas que no tenían acceso al crédito.

¿Por qué la discusión nace desde el sector Fintech?

Las compañías, sobre todo Fintech, tienen unos componentes que las llevan a atender a la población más vulnerable. Hace años les preguntamos a las compañías de crédito digital, a quién le estaban prestando; y vimos que más del 66% eran mujeres, dos terceras partes eran personas o mayores de 45 años o menores de 25; y la inmensa mayoría, casi el 80%, no tenían acceso a la universidad.
Estas compañías les prestaban a sectores excluidos. Aún con ese servicio teníamos esa cifra tan dolorosa de exclusión. Ahí nos dimos cuenta de que hacía falta profundizar.

¿Cómo puede mantenerse la tasa de usura y haber inclusión?

Debe ser una operación que regule el mercado y no que ‘regule la regulación’. Si nosotros generamos consenso de que los distintos tipos de tasas deben obedecer exclusivamente a distintos segmentos del mercado, sería el mercado quién dictamine ese límite máximo al cual una persona estaría sujeta a pagar un interés.

¿A qué hago referencia? Con el esquema de usura que tenemos hoy, el crédito que una persona solicite en Titiribí, o la tasa máxima de crédito a la que esa persona puede acceder, tiene en cuenta factores tan locos como los créditos de tesorería, que hacen los bancos o un crédito para financiar una carretera de cuarta generación. Esas cosas en nada tienen que ver en la capacidad de asumir el riesgo que tiene esa persona. Sin embargo, con el esquema que tenemos hoy se computa y reduce de manera artificial la tasa a la que esa persona podría acceder.

Entonces, hay que empezar a pensar que desligar todos esos temas nos llevaría a distintos tipos de tasas que tendrán ese control conocido como la tasa de usura, pero que tengan la ponderación específica del mercado al cual pretende atender cada uno.

Entonces ¿sería un cambio en la metodología o en diferenciar los tipos?

Las dos. Esa es la discusión más urgente. Primero, el cambio de metodologías, porque es esencial volverla transparente, oponible y 100% técnica; pero, a la misma vez, generar una multiplicidad de usuras específicas: de consumo, de libre inversión, tarjeta de crédito, vehículos, vivienda, usuras específicas en las que sería el mercado específico para el cual se diseñó el instrumento que dictamine el techo. Así no estaríamos mezclando, como lo tenemos hoy en día, peras con manzanas.

¿Para quién es un problema que haya poca inclusión?

En últimas, esto es un problema de país y todos los dolientes estamos perdiendo con el escaso acceso a crédito. Pierden los colombianos, los bancos, el Estado. Hoy, gracias a la falta de acceso al crédito desde el punto de vista empresarial, estamos en un esquema de baja inversión, bajo crecimiento, altísima informalidad y un estancamiento del crecimiento económico.

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