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El rector del fútbol genera ingresos de la comercialización de derechos de licencia, marketing o televisión, mientras que los costos recaen en el país anfitrión
Esta Copa pasará a la historia por ser la más cara con una factura de alrededor de US$220.000 millones, cifra que multiplica por 17 el costo de Rusia 2018 y supera incluso a la suma de las 21 ediciones anteriores. Ocho estadios, un nuevo aeropuerto, una línea de metro... el país no ha escatimado para un evento que plantea como un catalizador de su economía.
Pero no sólo maneja cifras récord al hablar de gastos. También lo hace al hacerlo de ganancias, aunque no compensen la millonaria inversión: el Gobierno qatarí anticipa que la contribución a la economía será de alrededor de US$20.000 millones, cifra que equivale aproximadamente al 11% del PIB del país y se compara con el impacto de Rusia (US$12.400 millones), Brasil (US$4.200 millones) o Sudáfrica (apenas US$1.370 millones).
Dudas
El legado a largo plazo ya es algo más difuso, al menos cuantitativamente. Standard & Poor's confirma ese impulso en el crecimiento económico este año a medida que los sectores no relacionados con los hidrocarburos, como el turismo, el transporte y la construcción se beneficien de la celebración de la Copa del Mundo, pero no descarta después una desaceleración en la actividad económica.
"Se espera que el impacto directo de la Copa del Mundo sea positivo, pero en su mayoría de corta duración, sin afectar a las perspectivas de crecimiento económico de Catar en el mediano plazo", apunta la agencia.
También Fitch limita el impacto en el plano temporal, pues estima que el evento "impulsará el crecimiento en el cuarto trimestre de 2022 a través de mayores exportaciones de servicios, con un repunte en el consumo y un mayor gasto público".
Además, varios factores limitan los ingresos que realmente obtendrá Catar tras la gran cita del fútbol. El más importante es la Fifa, que se embolsa gran parte de las ganancias generadas mediante la venta de sus propios productos. En concreto, se espera que Fifa facture US$7.000 millones gracias a Catar, frente a los US$5.360 millones de la Copa de 2018 y los US$4.800 millones de la edición de 2014. El rector del fútbol genera ingresos de la comercialización de derechos de licencia, marketing o televisión, mientras que los costos recaen en el país anfitrión.
¿Y qué pasa con el país ganador?
Al evaluar a los vencedores entre 2002 y 2018, solo Francia registró una desaceleración en el crecimiento del PIB, según los datos recopilados por la plataforma de mercados financieros Investing. Después de ganar el Mundial de 2002, el PIB de Brasil aumentó un 3,1%, -tras el 1,4% en 2001-, mientras que Italia y Alemania también registraron una aceleración en su PIB tras sus victorias en 2006 y 2014 y España se anotó un avance del 0,2% en 2010, cuando ganó en Sudáfrica tras contraerse un 3,8% el año anterior. Dicho de otro modo: si se comparan las cifras, parece que llevarse la Copa a casa es mucho más rentable que ser el país anfitrión.
Pero ese impacto en el campeón también es limitado. Una investigación reciente de la Universidad de Surrey (Inglaterra) concluye que el vencedor de la Copa del Mundo de Fútbol por lo general experimenta un crecimiento de su PIB en los dos primeros trimestres siguientes al Mundial. Según el estudio -titulado A kick for de GDP: the effect of winning de Fifa World Cup ("Un puntapié para el PBI: el efecto de ganar la Copa del Mundo")- en ese período el crecimiento del PIB trimestral es, según las estimaciones más conservadoras, 0,25 puntos porcentuales superior al de una coyuntura en la que no se hubiera ganado. Está impulsado por un mayor crecimiento de las exportaciones y por una mejora general de la balanza comercial. Un efecto que se debe al mayor atractivo internacional que disfruta un país después de ganar la más importante de las competiciones de fútbol que, también según está investigación, no deja un efecto económico considerable en los organizadores del torneo.
Beneficio a otros países
El Mundial "no sólo genera un impacto económico, de infraestructuras y deportivo sustancial en la economía qatarí, sino que también beneficia a otros países del Medio Oriente -especialmente a UAE y Kuwait desde el punto de vista turístico", apunta Carlos Cantó, CEO de Spsg Consulting. Ese impacto, según el experto, ya se dio desde los trabajos preparatorios "y, evidentemente, tendrá un auge en los años posteriores a la finalización del evento, tal como ha sucedido en la mayoría de países y ciudades que acogen grandes eventos deportivos". Cantó agrega que el Mundial supone asimismo "un catalizador progresivo, de mayor o menor intensidad, de avances en temática social, a la par que se beneficia a determinantes países en desarrollo (desinstalación parcial de algunos estadios de Catar y "exportación" a estos países en desarrollo)". A su vez, el experto agrega que también supone para la Fifa "un paso hacia adelante a nivel de organización, gobernanza, y relación con los clubes, federaciones nacionales y con patrocinadores y medios".
El modelo, diseñado por Joshua Bull, se creó analizando los datos de clasificación de los equipos de eloratings.net
Liberum daba como subcampeón a Inglaterra y como semifinalistas a España y Portugal. Ninguno de estos tres países llegó tan lejos
"Según Gracenote, Argentina (1986) es el único no favorito de las últimas nueve finales de la Copa del Mundo que se ha ido a casa con el trofeo, y su probabilidad de un 49% de ganar fue la más alta de esos nueve no favoritos".
