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El Eje Cafetero se sigue fortaleciendo en su oferta agrícola y turística, a su vez que las ciudades de los tres departamentos se consolidan como referentes de desarrollo regional y nacional
El impacto económico que representa la región
Los departamentos del Eje generan juntos la sexta economía regional más importante del país, con casi $60 billones y sectores productivos en diversificación
El Eje Cafetero (conformado por Caldas, Risaralda y Quindío) sigue siendo una de las regiones más estratégicas de Colombia. Históricamente ligada al café, hoy su economía es mucho más que un cultivo icónico. Según cifras del Dane, en 2024 los tres departamentos aportaron 4,16% del PIB nacional, un peso equivalente al de Atlántico, y juntos se ubican como la sexta economía regional más importante del país. Este desempeño evidencia no solo su importancia productiva, sino también su capacidad de resiliencia y adaptación frente a los cambios en el mercado interno y externo.
El origen del Eje Cafetero está en la colonización antioqueña y la expansión de las zonas cafeteras a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Durante décadas el café fue su gran motor: empleó a miles de familias, sostuvo divisas y construyó la identidad cultural que dio origen al Paisaje Cultural Cafetero, hoy Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, el peso del grano en la economía regional ha disminuido en términos relativos, mientras otras actividades ganan protagonismo.
En 2022, el PIB agregado de la región ascendió a cerca de $59,7 billones. Caldas aportó alrededor de $23,9 billones, Risaralda $23,8 billones y Quindío $11,9 billones. Ese año el crecimiento conjunto fue de 7,3% y los tres departamentos se repartieron de forma casi equitativa la estructura regional: 40,1% para Caldas, 39,9% para Risaralda y cerca de 20% para Quindío. En 2024, Caldas reportó un crecimiento de 2,2% en su PIB, por encima del promedio nacional de 1,6%, una muestra del dinamismo con que se mueve la zona pese a la desaceleración general.
Hoy el sector servicios concentra más de la mitad de la producción del Eje. Comercio, transporte, actividades inmobiliarias, administración pública, turismo y servicios empresariales son ejes del nuevo modelo económico. La industria también ocupa un papel relevante, en particular en Caldas y Risaralda, donde se fabrican productos metalmecánicos, herramientas, electrodomésticos y alimentos procesados.
El café sigue siendo clave, como en su origen, y más para las exportaciones, pero cada vez más aparecen frutas congeladas, cítricos, guadua y derivados agroindustriales como alternativas para diversificar la canasta exportadora, especialmente en Quindío.

Aun así, el Eje Cafetero enfrenta retos estructurales. El cambio climático, los altos costos de producción agrícola y la escasez de mano de obra rural presionan la sostenibilidad del café.
La informalidad laboral y las brechas en conectividad e infraestructura logística limitan la competitividad y encarecen el acceso a los mercados.
Por ello, las administraciones departamentales y los gremios han intensificado esfuerzos en innovación, valor agregado y turismo sostenible para consolidar un modelo más equilibrado.
El turismo se ha convertido en un motor adicional. Parques temáticos, fincas cafeteras, experiencias de naturaleza y cultura atraen visitantes nacionales e internacionales, generando empleo y demanda de servicios.
Este dinamismo complementa la producción agrícola y la industria, fortaleciendo el tejido empresarial local.
La ubicación geográfica del Eje, en el corazón del país, también lo convierte en un centro logístico natural. Las capitales Manizales, Pereira y Armenia actúan como nodos de comercio y distribución, conectados con los principales corredores viales y con acceso relativamente rápido a puertos del Caribe y del Pacífico, un factor clave para inversionistas y exportadores.
Con su 4,2% de aporte al PIB nacional, su tradición agrícola, su creciente sector servicios y su incipiente industrialización, Caldas, Risaralda y Quindío han demostrado que no solo son la cuna del café, sino una plataforma económica en expansión. Los desafíos para mantener y aumentar este peso son grandes, pero el potencial de diversificación, su capital humano y su resiliencia histórica son argumentos sólidos para que el Eje Cafetero siga consolidándose como un actor decisivo en la economía de Colombia.
El impacto del turismo en los ingresos de la región
El turismo ha mostrado señales claras de recuperación y expansión. Durante la Semana Santa de 2025, el Quindío registró una derrama económica de $73.384 millones en esa temporada alta, frente a los más de $15.000 millones obtenidos en temporada baja. En el Valle de Cocora-Salento se reportaron 31.517 vehículos entrantes y 30.995 salientes entre el 13 y el 20 de abril, mientras que 5.234 personas visitaron el Parque Nacional Natural Los Nevados por el sector de Brisas. Además, el Gobierno ha aprobado en los últimos dos años 29 proyectos turísticos en Caldas, Risaralda y Quindío por más de $21.793 millones.
A medida que crece la oferta de vivienda, el norte y el suroccidente de la ciudad son los sectores con el mayor movimiento inmobiliario en la actualidad
Corpocaldas, la Federación Nacional de Cafeteros, la Alcaldía de Manizales y la Alcaldía de Pereira son algunos jugadores que participan en iniciativas sostenibles en el Eje
La empresa logró en este lapso de tiempo ventas al exterior de 655.603 unidades reducidas de 750 ml proyecta exportar 2,5 millones de botellas este año