Mujeres con poder, transformadoras de la sociedad

Hablar de las mujeres con poder en nuestro país es dar una mirada al liderazgo asociado a ellas y los beneficios que su labor brinda a Colombia.

Tener poder es tener una facultad especial para movilizar y transformar realidades; en este caso específico esta transformación se da para agregar valor al entorno inmediato y el poder se emplea para traspasar fronteras e impactar positivamente en la vida de un número significativo de personas. Esta facultad la podemos llamar liderazgo.

Los líderes hacen la diferencia, y la hacen porque toman la iniciativa, tienen capacidad de propuesta y ven oportunidades donde otros no las ven, esta característica la denominamos visión. La visión permite a una sociedad anticiparse a nuevos contextos y nuestro país que está incluido en el grupo denominado Civets, por las características de sus economías; el tener líderes en las organizaciones, comunidades y en el gobierno, que posean la visión y el emprendimiento, posibilita que el crecimiento y desarrollo se incrementen; y con ello las condiciones de vida puedan mejorar para sus habitantes.

Otra característica es el carisma o, como se dice coloquialmente, don de gentes. El carisma es la capacidad de atraer, fascinar y pensar en el beneficio de los demás. Esta cualidad de las mujeres líderes posibilita construir comunidades solidarias al mejorar la convivencia y restar a la intolerancia e individualismo que nos amenaza; más aún en una Colombia entrando en una nueva etapa de posconflicto.

Un líder tiene la capacidad de movilizar, teniendo una visión clara y un carisma; esta tercera característica permite dinamizar e impulsar iniciativas para llevarlas a acciones concretas. Es así como un líder puede convertir sueños e ideales en realidad. De esta forma, el aporte a una sociedad es tener tangibles y dar soluciones que permiten transformar realidades. Teniendo como base estas tres características, ahora demos una mirada a los cuatro ámbitos en los cuales el poder de una mujer puede transformar realidades.

Iniciemos desde lo personal. La familia, la mujer tiene su principal papel desde la intimidad de su hogar, y es forjar vínculos para que la convivencia se viva desde el núcleo de la sociedad. Desde su rol de madre al formar nuevos ciudadanos, desde su rol de hija al aportar a que la tercera edad de sus padres sea digna y desde su rol de esposa, hermana o tía, consolidar vínculos para cultivar el valor del respeto desde el hogar. Si revisamos el contexto actual familiar en el que la institucionalidad del matrimonio se ha debilitado, cuando las familias denominadas disfuncionales se incrementan y donde nuestros jóvenes requieren de mayor acompañamiento para su proceso de formación; se constituye en el aporte más significativo de una mujer líder; porque es desde la familia donde se forjan sociedades sólidas.

Ahora pasemos a los otros tres ámbitos profesionales de una mujer líder: la organización, la comunidad o el gobierno.

En las organizaciones, el liderazgo de una mujer permite que una empresa sea un organismo productor de riqueza para la sociedad; al marcar la diferencia aportando valor a cada uno de sus integrantes para que pueda desarrollar sus proyectos de vida. Esto implica que el poder en una organización, debe estar centrado en las personas, porque son ellas las que hacen viable que exista una rentabilidad y una competitividad. Siendo así, el trabajo prioritario de una líder se debe focalizar en la cultura organizacional, porque de esta forma se logra fortalecer la gestión para que sea efectiva.

En el ámbito de Gobierno, el objetivo principal es armonizar intereses al conocer las necesidades y expectativas de la sociedad. Para visionar y emprender soluciones con acciones específicas que impacten positivamente a la sociedad. El poder permite que estas soluciones se gestionen y se realicen. Es prioritario que las líderes en este ámbito, promuevan y velen para que el actuar del gobierno se realice de forma transparente y honesta; con el fin que la institucionalidad se fortalezca y se consolide la credibilidad para ganar reputación.

Siendo líder de una comunidad, la función principal es articular y unir esfuerzos para aportar al desarrollo de la colectividad. En este ámbito el carisma cobra un papel importante porque posibilita que el trabajo que se realice busque el beneficio de intereses generales. El trabajo directo con la comunidad exige en la líder gestionar relaciones estratégicas para construir redes de cooperación que permitan involucrar de forma participativa a todos los integrantes de la sociedad en las soluciones para no caer en el asistencialismo y de esta forma lograr sostenibilidad.

Es así como las mujeres con poder de nuestro país lideran al tener una visión y un carisma que permite movilizar y transformar realidades en Colombia desde la familia, las organizaciones, el gobierno y la comunidad.