El Malpensante también es una revista sólida y atractiva para los jóvenes

La gran mayoría de las revistas literarias mueren. Y otras, como El Malpensante, se mantienen. A pesar de las complicaciones económicas y los cambios tecnológicos, la publicación continúa siendo una marca atractiva y sólida, no solo para los adultos, sino también para los jóvenes. Su fundador, Andrés Hoyos, habló en Al Paredón, sobre los 18 años que llevan en el mercado y sus retos.

¿ Cómo es crear un nuevo medio? ¿Cómo fue inventarse una revista como estas?
Las razones por las que uno lanza una revista, son un poco ridículas, es porque no me ponen atención, no me publican y no quieren en los grandes medios. El 98% de las revistas de ese estilo mueren, y otras como El Malpensante se vuelven serias, crecen, se quitan los pantalones cortos, duran 18 años. A nosotros nos interesa mirar con buena escritura, casi cualquier fenómeno, salvo la terrible actualidad.

¿Cómo fue el proceso de conseguir colaboradores, consolidar el equipo y los contenidos?
Ahí pasaron varias cosas paradójicas. Evidentemente si uno quiere tener a las grandes plumas internacionales hay que tener dinero para comprarlas y entonces a veces nos hace falta. En un principio atrajo a todo el mundo que quería escribir, incluso siendo una revista que nunca se diseñó para jóvenes, atrajo muchos autores jóvenes y más de la mitad de escritores y de los incluso periodistas narrativos de escritura.

Cómo se ven en los 18 años, porque me imagino que vienen grandes cambios, empezando por el tema tecnológico. ¿O ustedes prefieren mantenerse como lo han hecho hasta ahora?
Esa contradicción no existe, existe un tema económico que lo miramos de otra manera, pero las publicaciones que mezclan papel con mundo digital en general les va bien. A las publicaciones exclusivamente digitales que no son tantas y tienen un poco menos de credibilidad y a nosotros nos pasa una cosa paradójica y es que como medio puramente tradicional no somos tan atractivos como lo somos para el medio de la nueva tendencia. En este momento tenemos cerca de 630.000 seguidores de Twitter, 550.000 likes de Facebook, somos un medio que tiene mucho acceso a las redes sociales, porque la marca es sólida entonces yo creo que nuestra solución es seguir adelante nosotros tenemos que mezclar nuevas opciones y mantenernos en papel, y mantener la personalidad y el espíritu de la revista que eso es lo mas difícil.

¿Qué realidad ve de los anunciantes del Malpensante hacia delante?
Yo veo que El Malpensante, y me hago la ilusión, es un medio atractivo para el nuevo tipo de anunciante, que busca esas mezclas y vincularse a eventos porque justamente nosotros tenemos una capacidad de convocatoria muy grande y esa parte no la veo grave. Lo complicado es que nos volvimos una institución porque nos volvimos una revista de cubrimiento nacional. Arcadia es una revista de orden informativo, pero una que publique cuentos, ensayos y que mezcle eso con periodismo narrativo y sea de circulación nacional, no queda una sino El Malpensante. Entonces ser institución es atractivo y peligroso, porque se puede volver conservador y hay que mantenerla, es una pieza necesaria en el mundo de la cultura.

Actualmente hay pocos lectores. Difícilmente usted encuentra un estudiante que lea novelas y busque literatura clásica. ¿Cómo rescatar esa lectura?
Los lectores del fondo nunca han sido mayoría, y mucho menos en el país. Colombia como país culto pues a mí me lo envuelven con el perdón por la expresión. A nosotros no nos va mal en la circulación entre los jóvenes, uno no está hablando de las mayorías sino de las minorías,que son más o menos grandes. Yo me resisto a creer que la educación mejorada, que la situación económica mejorada, vaya a producir gente corto plazista. Además, hay una cosa bien graciosa, los que están llegando ahora de terminar el colegio y fueron la generación que vivió el boom de Harry Potter, y fue un boom de papel, entonces no soy pesimista, yo no creo, digamos que una determinada cosa se acaba como se acaban los directorios telefónicos, o las enciclopedias de papel, o las estampillas de un filatelista sería para suicidarse. Yo no creo que la lectura se haya acabado, es decir, la gente combina, uno mismo está pendiente del Twitter, del desarrollo rapidísimo, pero uno también quiere contexto y fondo. Yo no soy tan pesimista, no me nace serlo, pensar que el mundo se va a volver con gente de tartamudos mentales.

Como escritor, ¿qué fantasmas tiene que nos pueda contar o qué temas sueña realizar en el futuro?
Yo estoy haciendo cosas raras, tratando de escribir una serie de televisión y un manual de escritura. Pero me acuerdo de una cosa, hace tiempo alrededor de la figura Sara B. Que era una famosa actriz francesa pelirroja, ahí hay un mundo bonito que me gustaría algún día cuando sea grande explorar, porque ella tuvo una vida rarísima, al final le cortaron una pierna, era audaz, al mismo tiempo era deslenguada, era un personaje atractivo. Y obviamente aclaro que el personaje no sería ella, sino una mejor manera es inventarse un personaje que este ahí rondando, puede ser un latinoamericano rastacuero que se va para Francia que sale perdido de su país de origen, ahí hay una fantasía que a lo mejor cuando sea grande la escribiré.

Cuéntenos, ¿cuál es la razón de abrir El Malpensante y quedarse uno enganchado?
La lectura es la madre de todos los vicios, es el lema bonito y paradójico y malpensante, y la lectura digamos sobre todo cuando la escritura está cuidada y manejada es un placer que no equivale a una copa de vino, a comerse una buena comida, entonces así como la mala escritura es infumable, imposible, con dos párrafos mal escritos uno se suicida, y la buena escritura es un placer lento, no es el placer esquizofrénico y acelerado.