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Ahora que todas las licoreras podrán vender libremente se estima que termina el contrabando técnico, y el Aguardiente Antioqueño es de las marcas más beneficiadas
El Aguardiente Amarillo de Manzanares ganó una histórica batalla para abrir el mercado licorero en Colombia y ahora los consumidores elegirán la marca de guaro que prefieran.
La Ley 1816 permitía que cada departamento productor de destilados decidiera cuáles jugadores ingresaban a su territorio; una restricción a la libre competencia que se justificaba en la protección rentística que necesitaban estas regiones, pues la venta de sus licores genera parte del recaudo para financiar servicios esenciales como salud y educación.
La Corte Constitucional declaró inexequibles los incisos 1 y 2 del artículo 28 de la Ley 1816, relacionados, precisamente, con la facultad de suspender la expedición de permisos de introducción de aguardientes. El principal argumento para sustentar la determinación, según el alto tribunal, radica en el impedimento a la libre elección.
Ese fue el resultado de dos demandas interpuestas luego de que, el 6 de junio de 2023, Cundinamarca le cerrara las puertas al Amarillo de Manzanares, producido por la Industria Licorera de Caldas, ILC.
La apertura de fronteras para el tradicional guaro implica algunos ajustes en un mercado que, con corte a 2024 y sin contar las botellas vendidas por la ILC, movió 83 millones de unidades por 750 mililitros, así lo indican las métricas compartidas por la Asociación Colombiana de Industrias Licoreras, Acil.
Luz María González, vicepresidenta corporativa de Dislicores, enfatizó en que “esto implica que se podrá distribuir el producto en todos los departamentos. Y al mejorar la libre competencia, el más beneficiado es el consumidor final porque tiene más oferta, mejor calidad y mejores precios”.
“Para el Gobierno lo importante es que se evitará el contrabando técnico porque hasta antes de la apertura de las fronteras, si por ejemplo alguien quería Amarillo de Manzanares en Cundinamarca, lo ingresaba irregularmente”, agregó González.
Los datos del mercado indican además que, en volumen y al excluir la cerveza, el aguardiente es el rey en el mercado de los licores, con una participación cercana a 33% sobre las ventas totales de las demás bebidas espirituosas.
Actualmente, Aguardiente Antioqueño, elaborado por la Fábrica de Licores de Antioquia, FLA, tiene una cuota cercana a 57%, con un portafolio que incluye cuatro versiones: rojo, azul, verde y Real.
Pese a que la Licorera de Caldas ha sido la regional más fuerte en la categoría de rones, con su Amarillo de Manzanares también ha ganado terreno en aguardientes. Diego Angelillis Quiceno, gerente de la compañía, mencionó que en cuatro años, esta marca dio un salto de 1% a 25% en market share, esto a pesar de que solo podía llegar a 33% del territorio nacional.
A juicio de la vicepresidente de Dislicores, no se observa de inmediato un arañazo adicional a la torta general de licores por parte del aguardiente, dado que el público consumidor no varía con la apertura de fronteras, pero sí cambia el número de oferentes para atenderlo.
“Ahora las licoreras que están en aprietos se deberán esforzar mucho más para que los productos de las otras jugadoras no se les coman el mercado, porque, inicialmente, yo pensaría que el gran beneficiado aquí puede ser Aguardiente Antioqueño”.
Diageo compartió su óptica frente a esta evolución en la dinámica de la oferta y apuntó que “creemos firmemente que seguir avanzando en la construcción de un entorno regulatorio y fiscal que fomente la libre competencia, liberará el potencial del mercado de licores en Colombia”.
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