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El servicio ha tenido interrupciones durante todo junio por la falta de seguridad en las instalaciones.
Como consecuencia de la escalada de atentados y la instalación de válvulas ilícitas para hurto de crudo, el oleoducto Caño Limón-Coveñas completa 57 días fuera de operaciones. El complejo, que es clave para el transporte y exportación del petróleo colombiano, ya suma ocho atentados desde el 30 de mayo.
Pero esto no es todo. En lo corrido del año se han presentado 38 ataques al sistema de transporte de petróleo en Arauca, Boyacá, Cesar y Norte de Santander y se han retirado más de 27 válvulas ilícitas para robar crudo. Una de estas instalaciones fraudulentas ubicada en Tibú (Norte de Santander) generó la suspensión del bombeo de crudo debido a un derrame en la vereda Cerro Madera, desde el pasado 30 de mayo.
El último ataque presentado fue el pasado 21 de julio en Saravena (Arauca), donde por una rotura del sistema se desató el derrame de crudo en un área cercana a los 2.500 metros cuadrados. En total, durante 2017, ya son 13.000 los metros cuadrados afectados por los ataques, 11.064 los barriles de petróleo derramados y 100.000 los que han sido robados.
Además, las labores de reparación necesarias para continuar con las operación siguen estando retrasadas por los continuos hostigamientos al personal, la incineración de maquinaria y la instalación de minas antipersona en algunas zonas.
Ecopetrol denunció que rechaza estas acciones que afectan la integridad ambiental y de todos sus trabajadores.
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