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Cerca de 20% de los colombianos en condiciones de mayor vulnerabilidad gasta cerca de 15% de sus ingresos en la canasta energética.
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En contraste, para el Gobierno, este tipo de medidas no solo buscan una mayor progresividad, sino que apuntan a la transición energética
La reforma tributaria impacta a varios productos de la canasta del sector minero-energético, particularmente al gravar la gasolina con IVA. Este escenario parece progresivo, puesto que se les está cobrando el precio de los combustibles a personas con altos ingresos que tienen la capacidad económica de movilizarse en sus propios vehículos. Sin embargo, las cifras revelan un panorama más complejo.
Con base en los datos del Runt o Registro Único Nacional de Tránsito, en Colombia, del total de vehículos registrados, las motocicletas corresponden a más de 12,9 millones; los automóviles ascienden a más de 3,9 millones; las camionetas, a más de 1,9 millones; los camperos, a cerca de 762.300; y los camiones se ubican en alrededor de 312.000.
La gasolina no es solo consumida por automóviles de alto cilindraje, sino que también hace parte de la canasta energética básica de los estratos más vulnerables, particularmente de quienes dependen de las motocicletas. Sin mencionar el impacto en el transporte público, que también se moviliza con combustibles fósiles, y en la cadena de distribución de alimentos.
Sergio Cabrales, analista en temas energéticos y profesor de la Universidad de los Andes, manifestó que dos de cada tres vehículos en el país son motocicletas, y que estos son principalmente utilizados por familias de estratos 1 al 3.
Agregó además que más de 50% de los hogares tienen un carro o una motocicleta, siendo esta última el medio más usado para llegar al trabajo. De esta manera, la gasolina, derivada del petróleo, es uno de los recursos energéticos más ligados a la vida diaria de los sectores populares.
El Ministerio de Hacienda señaló que en la nueva reforma tributaria, que intenta recaudar cerca de $26,2 billones, no se gravaría con IVA a ningún producto de la canasta familiar. Pero para Cabrales, el impuesto a la gasolina tendría un efecto regresivo, porque encarece la movilidad de millones de personas; es decir, quienes tienen menores ingresos pagarían más en caso de que se apruebe este punto de la iniciativa.
De acuerdo con cifras de la Confederación de Distribuidores Minoristas de Combustibles y Energéticos, con una tarifa plena del IVA de 19%, que se implementaría de manera gradual, el aumento por galón de gasolina ascendería a $1.825. En el caso del diésel, el alza sería de $1.087 por galón.
Si a lo anterior se suma el incremento de la tarifa por el impuesto al carbono, se añadirían $187 al galón corriente de gasolina y $208 al del diésel. La organización advirtió que esto sería sin contar otros aumentos por indexación e ingresos al productor, definidos por el Gobierno Nacional a partir de 2026.
El Ministerio de Hacienda ha señalado que este tipo de medidas no solo buscan una mayor progresividad, sino que también apuntan a la transición energética, es decir, desincentivar de manera gradual la utilización de combustibles fósiles, como el petróleo, con el fin de promover fuentes de energía más renovables.
Pero el gremio señaló que cerca de 95% de la matriz de movilidad en el país depende de la energía fósil, indicando que dentro de ese porcentaje el diésel representa 48% del consumo y la gasolina 52%.
También debe considerarse si este tipo de bienes son inflexibles, es decir, si al encarecerse la gente dejaría de consumirlos, o por el contrario, estaría dispuesta a asumir el costo, ya que no puede reemplazar la gasolina o el diésel por otro combustible más económico disponible en el mercado.
Es por ello que la Confederación de Distribuidores Minoristas de Combustibles y Energéticos advirtió que, si bien la medida pretende generar un recaudo de $2,6 billones en 2026 y $7,2 billones antes de 2027, los gravámenes a bienes de primera necesidad en la canasta energética terminarán encareciendo el costo de vida.
Otras cifras revelan que las motocicletas son el medio más utilizado dentro de los estratos bajos y medios-bajos. En los estratos más vulnerables, su uso llega a equivaler a más de 41% del total, mientras que en las clases medias y altas no supera 4%. Más de 95% de las motos están en los hogares de estratos bajos y medios.
Se señaló que 20% de los colombianos en condiciones de mayor vulnerabilidad gasta cerca de 15% de sus ingresos en la canasta energética (gasolina, luz eléctrica y gas), mientras que 20% más rico de la población apenas destina entre 2% y 3% de sus ingresos. Para algunos, esto demuestra que los gravámenes a la canasta energética pueden ser los más regresivos, es decir, los que más castigan a los pobres.
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