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El galardonado explicó que el país avanzó en términos de desarrollo, pero que las instituciones no han dado solución a varios de los problemas estructurales
El ganador del Premio Nobel de economía 2024, James Alan Robinson, compartió su conocimiento en varias universidades colombianas, a través de cátedras, conversatorios y foros, donde ofreció lecturas sobre la economía nacional, de hecho, tiene un artículo entero que analizó los pasados Gobiernos y sus aportes a la superación de varios problemas estructurales del país como la pobreza, la violencia y la desigualdad.
“Colombia: ¿otros cien años de soledad?” es el título de esta propuesta específica que hizo Robinson sobre el país, y aunque destacó que en los últimos años se han superado varios desafíos, ni las instituciones, ni los Gobiernos han sido capaces de darle soluciones definitivas, a las problemáticas estructurales.
“A pesar de todos los avances durante las dos anteriores presidencias, ninguna administración ha podido romper con el sistema fundamental de Gobierno que originó los actuales problemas del país”, escribió Robinson en el artículo.
En su análisis, el ahora Nobel considera que las estrategias para reducir la violencia en el país han sido uno de los principales avances en materia sociopolítica, además que en la primera década del siglo hubo un considerable repunte en la inversión extranjera, que pasó de US$1.500 millones a US$13.000 millones para 2011.
No obstante, explicó que la violencia tiene “raíces profundas”, y que los conflictos urbanos se trasladaron al campo, como mecanismo para tomar el poder en las zonas rurales.
De acuerdo con los analistas, la obra de Robinson ha sido fundamental para analizar otros factores que inciden en el desarrollo de los países, y como en cualquier ciencia, hay quienes le dan la razón y quienes se oponen a su lectura.
Por ejemplo, el rector de la Universidad del Norte y excodirector del Banco de la República, Adolfo Meisel, dijo que la obra de Robinson se centra en la incidencia de las instituciones, pero no considera otros factores importantes, como lo puede ser la geografía, por mencionar.
“Yo tengo una crítica que otros le han hecho a Robinson y es que ellos desconocen por completo el efecto directo de la geografía. En un país como Colombia, donde tenemos las selvas más húmedas del mundo, como el Chocó, o desiertos como la Guajira, donde los niveles de desarrollo económico son desiguales no es comparable con zonas, como Cundinamarca, Boyacá, o el Valle del Cauca; la geografía sí tiene un impacto en el crecimiento a largo plazo, ya que afecta el desarrollo de actividades como la agricultura, la salud, y otras industrias”, explicó Meisel al respecto.
César Tamayo, decano de economía de la Eafit, consideró que el no tener en cuenta ciertos factores generan una lectura errónea de la situación del país, como lo que aborda sobre la violencia y procesos de paz.
“Algunas de sus opiniones sobre como lograr una paz duradera en Colombia me han parecido ingenuos, por no decir, desatinados. Creo que esto refleja naturalmente la percepción que existe desde Bogotá, donde el control territorial nunca ha sido realmente un asunto apremiante (…) los estudios quizás son muy anclados al pasado y son ‘determinísticos’ en el sentido de que dan poco margen para que los cambios se puedan sentir en una generación”, señaló Tamayo.
En ese mismo sentido Michael Ortegón, decano de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Uninpahu, considera que el peso que Robinson le endilga a ciertos eventos históricos y algunas decisiones institucionales, en realidad no tienen gran novedad, y no es posible determinar si las instituciones realmente evitaron la concentración de poder o la mitigación de conflictos.
“La perspectiva de Robinson es interesante, pero no es novedosa y tampoco marca una revelación del análisis que la economía puede hacer frente a otras ciencias sociales, que ya han planteado una perspectiva realista sobre el papel que los Estados tienen cuando de instituciones internas o externas se trata”, sentenció Ortegón.
Andrés García-Suaza, decano encargado del programa de Economía de la Universidad del Rosario, concuerda con Robinson, y señaló que las instituciones sí son lo que más incide en el desarrollo de los países.
“Las instituciones son algo muy amplio, pero es lo que más importa. El desarrollo del país comienza a relacionarse con muchos otros temas, como la geografía, también importan las ventajas comparativas que tenemos, pero claramente instituciones más sanas y de mayor calidad, podrían llevarnos a una senda de desarrollo completamente diferente”, explicó el economista García-Suaza.
Otras expertos dicen que el mensaje de Robinson es una señal para aumentar los esfuerzos y que el país mejore su situación económica y política.
“Colombia, es una economía que Robinson ha podido ver de cerca y dice que el clientelismo es una practica que sacarse del actuar político, para lograr un cambio cultural que permita dejar atrás las practicas que han mantenido al país fuera de una exitosa senda de crecimiento”, dijo Johnnatan Ramirez, coordinador de Economía de la Universidad Antonio Nariño.
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