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El ahora Nobel de Economía fue profesor de verano durante 27 años en el país y comentó sobre sus colegas en Colombia
Ayer se entregó el premio Nobel de Economía a Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson. Este último ha tenido una gran afinidad por Colombia y su economía, pues su vida profesional y personal han convergido en este país.
Está casado con la colombiana María Angélica Bautista, economista, doctora en Ciencias Políticas por Brown University y actualmente profesora asistente en la Harris School of Public Policy de la Universidad de Chicago. Fue la que informó a su esposo, James A. Robinson, que había sido galardonado con el Premio Nobel de Economía 2024.
Ella estaba viendo las noticias cuando se anunció que Robinson, profesor de la Universidad de Chicago de 64 años, había recibido el Premio Sveriges Riksbank 2024 en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel.
La Real Academia Sueca de Ciencias reconoció a Robinson, quien es profesor de Estudios de Conflictos Globales y miembro de la Escuela Harris de Políticas Públicas y del Departamento de Ciencias Políticas, por su trabajo sobre "la formación de instituciones y su impacto en la prosperidad".
Robinson comparte el premio con Acemoglu y Johnson del MIT con el trabajo que busca rastrear las raíces históricas de por qué algunos países son más pobres y otros más prósperos y por qué persisten estas desigualdades. Dentro de estos análisis se ha referido a la forma como ha sido gobernada Colombia, especialmente, en los Gobierno Uribe y Santos.
En una de sus publicaciones más celebres titulada "Colombia: ¿Otros cien años de Soledad?", dice que “a pesar de todos los avances durante las dos anteriores presidencias (Santos y Uribe), ninguna administración ha podido romper con el sistema fundamental de gobierno que originó los actuales problemas del país.”
En este documento asegura que todos los problemas que Colombia tiene se derivan de la forma como ha sido gobernada. "La mejor forma de definir esto es que se trata de un gobierno indirecto, común en los imperios coloniales Europeos, en el cuál las élites políticas nacionales que residen en las áreas urbanas, particularmente Bogotá, han delegado efectivamente el funcionamiento de las zonas rurales y otras áreas periféricas a las élites locales. A éstas élites locales se les ha dado libertad para gobernar como ellos deseen e incluso se les ha permitido tener representación en el Congreso, a cambio de dar soporte político y de no desafiar a las élites nacionales", asegura el economista sobre las políticas públicas de Colombia.
El ahora Nobel de Economía fue profesor de verano durante 27 años en el país y comentó sobre sus colegas en Colombia. "Los economistas de las ciudades colombianas (‘de tierra fría’) tienen una mala interpretación de cuáles son los problemas, que viene de teorías respetadas que aprendieron en sus posgrados pero que aparecen completamente irrelevantes si no comprendemos la historia y la sociedad de El Chocó, por decir un ejemplo", dijo.
Específicamente sobre el gobierno del expresidente Álvaro Uribe, Robinson destacó su política de seguridad democrática para quitarle poder a la guerrilla de las Farc y darle una opinión más positiva sobre Colombia a la comunidad internacional.
"A medida que mejoró la seguridad nacional, también mejoró la imagen internacional del país. Colombia ha pasado de ser un potencial estado fallido a unirse al grupo Civets (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Turquía y África del Sur) un grupo de países dinámicos y emergentes dispuestos a jugar un papel destacado en el tablero mundial", explica Robinson.
Sin embargo, aunque reconoció que esta política representó un pequeño paso hacia ese objetivo, su estructura no reconocía suficientemente la incapacidad política del Estado colombiano en la periferia.
Sobre el proceso de paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las Farc, Robinson señaló que en lugar de estimular e intensificar una reforma agraria y los esfuerzos por la construcción de un estado fuerte, la paz con ese extinto grupo guerrillero parece conducir a una euforia tal que esas transformaciones sean olvidadas o canceladas.
El Nobel de Economía también habló del actual gobierno de Gustavo Petro y dijo en una entrevista para la BBC que Colombia probablemente tuvo una de sus elecciones más democráticas cuando el presidente Gustavo Petro llegó al poder, "pero no es fácil, hay muchos desafíos por delante", dijo.
Este fin de semana, Robinson habló sobre Argentina diciendo que la razón por la que ese país no avanza es el clientelismo, un término que también utilizó hace unos años para referirse a Colombia en las páginas de LR. "El verdadero problema en Colombia es que las personas no creen que sea malo ser clientelista, no creen que sea malo evadir impuestos. Entonces, si creen que no es malo evadir impuestos, solo decirle a la gente que no sea clientelista no va a ayudar", dijo.
El clientelismo es una práctica política en la que una figura de poder, como un político o un partido, otorga beneficios, favores o recursos a individuos o grupos a cambio de apoyo político, usualmente en forma de votos. Sin embargo, este término también se expande a la economía, pues en este modelo el éxito empresarial y económico de las empresas depende no tanto de la competencia en el mercado, la innovación o la eficiencia, sino de la relación cercana con funcionarios del gobierno o de la clase política.
"Esta es una manera de llegar de una manera más organizada al sudeste asiático", explica Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda
Entre las recomendaciones dadas por la cartera se encuentra utilizar tecnología LED y Fuentes No Convencionales de Energía Renovable