“Las empresas quieren profesionales y no tecnólogos”: presidenta de Edupol

Monica Leyva, presidenta de Edupol,  dijo que desde Mapiripán o Cartagena del Chairá podrán obtener un título de una universidad colombiana tras haber estudiado materias en una de Chile. 

¿Cuál es la ventaja de centralizarlo aquí? 
Se puede llegar a muchos lugares, vía televisión digital, con unos costos más bajos que si se hiciera en cada país. Un solo profesor, desde un estudio en Bogotá, puede atender a alumnos de distintas naciones. Y hay movilidad para los estudiantes, se gradúan en la universidad que escojan, pero pueden tomar matemáticas con la de Perú y emprendimiento con la de Chile, y en vez de pagar US$6.000 al semestre, pagan US$500. 

¿Cada alumno sigue las clases desde su casa? 
No. Están en un centro asociado porque tienen que tener interacción entre estudiantes. Los ponen a hacer talleres, discusiones entre los compañeros. Allí se encuentran el policía, el reintegrado, el campesino. Tienen que convivir, queremos reconstruir el tejido social del país y que la gente que trabaja en sus pueblos se quede allá con mayores conocimientos. Hacemos muchos temas de emprendimiento para que no quieran venirse a Bogotá sino desarrollar sus proyectos en sus localidades. Montamos antenas en los sitios donde estamos y ya contamos con siete canales simultáneos. 

¿Las carreras están muy pegadas al terreno? 
Lo hemos tratado y hemos hecho estudios con Ipsos - Napoleón Franco para saber qué necesitan en el pueblo, pero curiosamente lo que requieren no es necesariamente lo que quiere estudiar la gente. De los dolores que tenemos nosotros es turismo, no quieren estudiarlo ni en Cartagena. Todas las universidades de Cartagena han cerrado la carrera. Nosotros insistimos, arrancamos con 19 alumnos, pero tuvimos que cerrar. 

¿Qué quieren estudiar? 
Las top 5 son derecho, medicina, administración de empresa, contaduría y sicología. 

¿Sicología? 
Desde la serie norteamericana de televisión CSI ha cogido una fuerza impresionante porque es el psicólogo forense, el del crimen. A la gente le ha gustado muchísimo. LR publicó un estudio que mostraba que un porcentaje alto de empresas no consiguen los profesionales y tecnólogos que buscan. 
Desarrollo de software es una carrera que el país necesita por miles. Y no se imagina el trabajo para tener 300 estudiantes. Les muestras que van a entrar ganándose $3 millones, que pueden trabajar desde su pueblo, y la gente prefiere psicología. 

¿A quien se le ocurrió la carrera de producción de la masa bioenergética? 
Fue una convocatoria del Ministerio de Educación porque pensaron que la palma iba a crecer mucho y necesitaban gente que supiera de extracción de palma. La UNAB de Bucaramanga se ganó la convocatoria y desarrolló el pénsum y lo empezamos a ofertar. Está muy focalizado en las plantas. 

¿Las empresas se comprometen a contratarlos porque los lugareños se quejan de que los técnicos los traen de afuera? 
Aceites Manuelita es un gran ejemplo, tiene 43 trabajadores estudiando con nosotros en Acacías extracción de palma y ellos les están pagando la carrera. Quieren que esos recogedores sean sus técnicos del futuro, pero es un caso casi único. 

¿Por qué las demás no siguen ese ejemplo? 
Nosotros arrancamos con tecnologías porque creemos que se necesitan veinte auxiliares contables contra un contador público, pero las empresas fomentan que solo den becas a los que estudian para ser profesionales. Hay una descoordinación total, porque si vas a una empresa y dices tenemos los tecnólogos, responden: cuando tenga los profesionales me avisa y yo los patrocino, prefiero que todos sean contadores que saben más. Absurdo porque tendrán contadores frustrados si los ponen de auxiliares contables.Eso son mitos que tenemos que romper en el país. Quieren profesionales y no tecnológos, ingenieros de sistemas en lugar de programadores. 

¿Cuál es la meta empresarial de Edupol? 
En Colombia queremos tener 100 mil estudiantes en 400 municipios y para el 2030 debemos estar igual en los 17 países. Lo ideal sería que las carrereas sean prácticas, pegadas al terreno.