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Pero persisten altos costos logísticos, dificultades en el acceso a financiamiento e ineficiencia aduanera.
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Todo depende de que se materialicen iniciativas que permitan la superación de desafíos que limitan la competitividad del mercado
El Centro de Estudios Económicos, Fedesarrollo, estimó que si se materializaran todos los planes que potenciaran el mercado exportador nacional, habría un valor agregado en las ventas al exterior en 2029 de 23% más frente al que hubo en 2024, lo que a su vez alcanza una mayor proporción que un aumento de 16,9%, en caso de que no se aproveche el nuevo mercado liberado en EE.UU.
También señaló que si se superan las barreras logísticas y regulatorias internas que están desincentivando la actividad exportadora, se pueden registrar incrementos de 4,1% de ventas a EE.UU. en los próximos dos años y de 1,5% en el valor total de las exportaciones, lo que equivale a un flujo adicional de US$765 millones.
El aumento se daría gracias a mejoras marginales en procesos logísticos y a demanda de bienes, a medida que se acelera la economía estadounidense y persisten medidas arancelarias adoptadas por ese país. El crecimiento se concentraría en productos donde ya hay ventajas comparativas, según lo menciona la organización, tales como café, textiles, piedras preciosas, flores, bienes agropecuarios, entre otros.
A mediano plazo, horizonte que se estima en tres años, se puede proyectar un incremento de 8,3% en las exportaciones a la potencia norteamericana, y de 3,1% en el total de la balanza, lo que equivale a US$1.529 millones más.
El alza estaría impulsada por una mitigación progresiva en las barreras comerciales y el fortalecimiento de las capacidades de exportación, sobre todo en bienes agropecuarios e industriales, cuya contribución alcanzaría 5,5 puntos porcentuales.
En el largo plazo, es decir, cinco años o más, Fedesarrollo proyectó un aumento de 10,2% en las exportaciones a EE.UU., teniendo un flujo adicional de US$2.528 millones; esto se daría gracias a bienes y servicios como café, banano, maquinaria, aparatos electrónicos, flores, cartón, productos de tocador y papel, que generarían una contribución agregada de 7,2 puntos porcentuales.
Para la organización, los resultados reflejan no solo el potencial de expansión, sino también la capacidad que tiene la diversificación y generación de un valor agregado en la canasta exportadora.
Pero todo esto depende de que se materialicen iniciativas que permitan la superación de desafíos que limitan la competitividad del mercado nacional.
Entre los retos están las barreras no arancelarias y el desconocimiento de estándares técnicos internacionales, tales como normas sanitarias o reglas de origen, las cuales restringen el acceso a mercados estratégicos como el de EE.UU.
Al igual persisten altos costos logísticos, dificultades en el acceso a financiamiento, ineficiencia aduanera, que principalmente afectan a pequeñas y medianas empresas.
“Para consolidar y sostener el posicionamiento de Colombia en los horizontes proyectados, será fundamental invertir en infraestructura portuaria, optimizar la logística y promover el desarrollo de cadenas productivas más robustas. Para aprovechar plenamente las oportunidades derivadas del nuevo contexto comercial, será esencial también fortalecer la asistencia técnica, mejorar los procesos de comercio exterior y ampliar las líneas de crédito orientadas a la internacionalización”, manifestó Fedesarrollo en su informe.
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