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Colombia ha implementado una de las estrategias de gestión de deuda más inusuales en los mercados emergentes, con recompras de bonos
Colombia concluyó la compra de US$9.300 millones en activos que servirán como garantía para una serie de complejas transacciones de swap, según una persona familiarizada con el asunto.
El país ha adquirido una combinación de sus propios bonos globales, deuda denominada en pesos y bonos del Tesoro de Estados Unidos para usarlos como garantía, dijo la fuente, que pidió no ser identificada debido a que se trata de información no pública.
Colombia ha implementado una de las estrategias de gestión de deuda más inusuales en los mercados emergentes, con recompras de bonos, una emisión de bonos en euros y swaps en francos suizos en cuestión de semanas. Firmó un acuerdo con bancos globales mediante el cual los prestamistas recompraron US$5.400 millones en bonos del país mediante una oferta pública de adquisición (OPA), una transacción vinculada a un swap de rendimiento total ejecutado por el gobierno.
Un funcionario de prensa del Ministerio de Hacienda de Colombia no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
El plan ha contribuido a impulsar la confianza de los inversores. Los bonos colombianos en dólares se encuentran entre los de mejor rendimiento en el mundo en desarrollo durante el último mes, solo superados por Líbano y Ecuador, y con una rentabilidad cercana a 7%, según un índice de Bloomberg.
Su moneda también se ha beneficiado de la estrategia. Dado que el mercado local anticipa que partes del plan de deuda atraerán capital fresco, se espera que aumenten las entradas de dólares. El peso ha sido el de mejor desempeño entre los mercados emergentes durante el último mes, con una apreciación de más de 3% y alcanzando niveles no vistos en más de un año.
Al mismo tiempo, Colombia enfrenta una creciente presión fiscal impulsada por las medidas del presidente Gustavo Petro para aumentar el gasto al iniciar su último año de mandato. La calificación crediticia del país fue rebajada tanto por S&P Global Ratings como por Moody's Ratings a principios de este año, poco después de que el gobierno abandonara su regla fiscal.
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