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ECONOMÍA

Así será la economía del país con la justicia transicional

jueves, 24 de septiembre de 2015
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Colprensa

Según una investigación de la Universidad de La Sabana, “el cese al fuego puede aumentar el crimen organizado si el Gobierno no consolida los programas de reinserción a la vida civil que permita a los guerrilleros ubicarse laboralmente”. 

De esta investigación formaron parte Edgar Villa, Profesor asociado de la Escuela Internacional de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad de La Sabana; Jorge Restrepo, asociado del Departamento de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana; y Manuel Moscoso, Economista e Investigador del Centro de Recursos para el Análisis de Conflicto (Cerac). 

Aún firmando la paz, el informe sostiene que Colombia alcanzaría un crecimiento del PIB per cápita de 8,2% pero tendría que mantener esta tasa por 22 años para llegar a alcanzar el nivel de los países líderes en la región.   

Otros expertos como Jorge Gallego, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad del Rosario, y Javier Torres, politólogo de la Universidad de Los Andes y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad del Externado, compartieron sus opiniones frente al acuerdo alcanzado en La Habana: 

- ¿Cuál es el impacto que tendría un acuerdo de paz en la economía del país? 

Gallego: Considero que el proceso va en buen camino y está llegando a su fin, dando los frutos que se esperaban. Pero sin duda, es claro que está dando impacto tangibles y es fundamental para la economía. 

Diría que hay tres razones centrales que significa un choque muy positivo para la economía del país: el primero se relaciona con la confianza de los inversionistas por la señal positiva de los mercados; el segundo, los programas sociales como camino para redistribuir los ingresos de tierra, y por último la liberación del gasto y del sector privado en la seguridad encaminado a la inversión en el sector social. 

Torres: Me parece que el Gobierno al alcanzar los términos de acuerdos de la justicia, es sumamente positivo para el clima de opinión pública; de hecho, es sumamente favorable para pensar en el futuro del país. Si esto afecta o no los negocios, estará por verse. Este tipo de decisiones producen uno momentos de efusividad, pero naturalmente hay que mirar cual es la letra menuda y cómo se va a ejecutar los grandes acuerdos de paz. Todavía no hemos llegado a la paz completa, debemos esperar. 

- ¿Cuál sería el papel del Gobierno junto al sector privado para que la paz se haga realidad? 

Gallego:: Para nadie es un secreto que Colombia es uno de los países del mundo que más gasta en seguridad y en Fuerzas Militares no solo desde el sector público como proporción del PIB. Por ejemplo, durante el auge del expresidente Álvaro Uribe aproximadamente el 6% del PIB estaba destinado a la seguridad, una cifra alta en comparación a registros no solo de la región sino a nivel mundial. 

Esto nos muestra que una gran cantidad del dinero en inversión tanto del sector privado y público a la seguridad, podrá ser encaminado a recursos sociales que incluya la educación y la salud. 

Torres: El Gobierno debe invitar al sector privado, y este último tiene el deber ético, político y económico de contribuir a la paz. Hay que mirar cómo se va a implementar los acuerdos y particularmente cómo puede contribuir este sector, no es simplemente con más recursos sino también con una apuesta a desarrollar las grandes tareas que implica la paz y el desarrollo colombiano. 

A mi parecer, hay un espacio en debate muy grande y un compromiso de todos, tanto del sector privado como del Gobierno, para intervenir en lo que se viene. 

- Para 2016 se prevé un año oscuro para la economía ¿cuál es la visión teniendo en cuenta el acuerdo a la justicia? 

Gallego: Es difícil pensar que los acuerdos de paz logren tener algún impacto sobre el desaceleramiento de la economía China, el resurgimiento de la economía Americana y la caída de los precios en las materias primas; todos estos “fenómenos externos” no se van a ver alterados porque en Colombia, se lleguen a acuerdos concretos. 

Colombia sigue siendo un agente muy pequeño, con muy poco poder de mercado; sin embargo, la crisis económica que se avecina puede ser amortiguada con la firma del acuerdo de paz. 

Aun así hay que tener cautela, en el momento en que se acordaron ciertos puntos en La Habana el Gobierno tendría unos ingresos muy diferentes comparados a los días de hoy, entonces 2016 será más difícil para el Gobierno implementar con serenidad los programas sociales. Por ejemplo, si se ha hablado de recortes del 40% en los gastos de funcionamiento. En este caso, las autoridades responsables deberán hacer recortes, porque no se puede justificar la falta de recursos para los programas del postconflicto. 

Torres: 2016 no necesariamente será trágico desde el punto de vista para la economía mundial, pero esperamos que en ese año tengamos una reorientación general de la economía en el mundo. No solamente porque estamos atravesando un ciclo de aletargamiento económico, sino porque hay problemas reales en el planeta. 

Europa se está recuperando irregularmente, Grecia en dificultades muy grandes, Oriente Medio esta sumido en conflictos, América Latina pasa dificultades, pero el comportamiento de la economía mundial tiene distintas lecturas. En general, para el mundo, el logro de un acuerdo de paz es muy importante que contribuye a un clima de optimismo que podría ser útil para estimular los negocios. Sin embargo, faltan muchas más formas de pensar y revisar la economía del mundo para saber tendremos consecuencias. 

- ¿Desde la economía el acuerdo de Justicia Transicional podría influir en el empleo del país, los impuestos y el salario? 

Gallego: Desde las tres razones que planteé, se puede señalar la productividad y la generación de empleo como nuevas oportunidades económicas. Los programas sociales son un mecanismos, por el cual se logra redistribuir la riqueza hasta cierto punto a poblaciones vulnerables que no tienen condiciones materiales de su subsistencia a causa del conflicto, ofreciéndoles incentivos económicos para que generen empresa estimulando sus actividades productivas. 

Claramente todos estos canales donde se logran incentivar la demanda interna, lo que lograrían sería compensar las pérdidas por los choques externos. 

Torres: Prefiero ser prudente ante este hecho, creo que el camino que sigue a los logros del acuerdo es largo y difícil, no creo que se refleje en grandes avances. Sobre esto, hay que ver cuál es la conducta de las partes y cómo se van acentuando en los distintos roles para conocer los efectos, como alzas salariales, mejoras en el bienestar de la población, construcción de infraestructura, ect. En términos generales, creo que tenemos que esperar un lapso de tiempo prudente para saberlo. 

- Las Farc han hablado de la equidad, ¿con el acuerdo se alterarán los índices de la igualdad económica del país? 

Gallego: Es un fenómeno muy complejo. Históricamente los datos revelan que Colombia tiene una de las peores redistribuciones de la tierra, es uno de los países donde la riqueza es altamente concentrada en sectores de la población lo que contiene implicaciones económicas, sociales y políticas. 

No tengo duda de que hasta cierto punto de las negociaciones con las Farc se ha enfatizado este tema en la materialización de los acuerdos que además deben surtir ciertos procesos de ley y probablemente, ayudarían a disminuir esas brechas tan elevadas. 

Sí creo que buena parte del proceso puede tener consecuencias positivas, como ya se ha evidenciado, en días pasados según estadísticas con respecto a la clase media se observa el alto número de población en esta línea, en comparación a los niveles de pobreza. 

Torres: No, la igualdad es un problema estructural a largo plazo; pero si hablamos en mediano plazo, creo que puede haber unas inversiones importantes en algunos sectores de la vida económica nacional. De hecho, los preacuerdos realizados en La Habana señalan cómo se dirigirá la inversión pública a favorecer ciertos sectores de campesinos. Es decir, a mediano plazo para atender y responderle a las víctimas se podrá lograr; pero para el conjunto de la economía y de la sociedad, considero que no. 

En conclusión y en caso de la seguridad, el crecimiento económico departamental en el país aumentaría en un 100 por ciento si se firmará la paz bajo el supuesto crucial de que la delincuencia no creciera, lo cual puede terminar siendo difícil de lograrse. 

Por tanto, la firma de la paz no es garantía de un crecimiento económico sostenido sin políticas atractivas de reinserción para excombatientes, anuncia el comunicado de la Universidad de la Sabana. 

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