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Una de las estrategias para mitigar estos comportamientos es tener a la mano un listado de elementos prioritarios antes de salir a comprar
Definir lo que es ser comprador o compradora compulsiva no es algo sencillo. Entre los profesionales de la salud no existe un concepto único de esta condición, que además no está incluida en la clasificación internacional de enfermedades como un trastorno mental independiente, como lo comenta Báez Moreno, psicóloga de la empresa Salud Mental & Bienestar Integral Sana Mente.
Lo que algunos médicos proponen es no encasillar a una persona con un diagnóstico sino analizar sus experiencias compulsivas y entender sus desencadenantes. Bajo esta perspectiva, podemos definir que una persona “se convierte en comprador compulsivo cuando experimenta un exceso de preocupaciones relacionada con las compras y siente una necesidad de realizar compras de forma excesiva, lo cual deriva en malestar y dificultades en su vida” define Moreno.
Aunque se puede presentar tanto en hombres como en mujeres, suele ser más frecuente en mujeres y es casi tres veces más frecuente en adultos mayores (a partir de los 55 años en adelante), según lo explica Yurany Palacios Rubiano, psicóloga de la plataforma web Psicología Clínica.
Lo que genera este comportamiento es un déficit en el funcionamiento de determinados neurotransmisores del cerebro tales como la dopamina, la serotonina y el opioide. La compulsión se desencadena por la ansiedad, es decir, esa necesidad de sentir seguridad y de liberarse del miedo.
El escenario ocurre así, la persona tiene una idea que le causa ansiedad y solamente la compulsión de liberar ese malestar lo motiva a comprar. Hacer compras libera en su cerebro hormonas de la felicidad o dopamina que lo hace sentir aliviado del malestar, pero por muy poco tiempo, aproximadamente 20 minutos.
Moreno pone el escenario de que cuando la persona sale del centro comercial como con 20 bolsas y pasa ese tiempo, la vuelve a abrumar ese vacío y angustia que la llevó a realizar esas compras. Lo que hace que se vuelva una conducta repetitiva, porque una sola experiencia no es suficiente.
Es importante entender que sentir gusto por hacer compras no lo hace un comprador compulsivo, sino cuando su vida comienza a girar alrededor de esta actividad. Cuando sus planes sociales cambian para ir de compras, siente dificultad de realizar otras actividades placenteras si no es comprando o cuando hacer esto le acarrea problemas financieros serios.
Los psicólogos consultados concuerdan en que la mejor estrategia para evitar este tipo de comportamientos es realizar un proceso de introspección que lo haga consciente de las acciones que está tomando y sus efectos emocionales. “Aunque a veces puede resultar difícil estar pendiente de estos aspectos, es importante escuchar los comentarios de las personas cercanas sobre nuestro comportamiento y realizar una evaluación consciente con alguien de confianza sobre nuestras finanzas”, dice Rubiano.
Existen varias estrategias que pueden mitigar estos comportamientos, tales como tener a la mano un listado de cosas prioritarias al salir de comprar, fijar un presupuesto, y nunca comprar inmediatamente; evaluar, pensar y tomarse su tiempo. Así lo aconseja el psicólogo Néstor Orlando Dionissio Prieto. Sin embargo, estas estrategias pueden no ser suficientes y requiera mucha más ayuda.
Por el momento no hay un fármaco validado para tratar a los pacientes con esta condición, pero lo “más eficaz es la terapia cognitivo conductual tanto en formato individual como grupal”, dice Moreno. Con este “se busca fortalecer estrategias de afrontamiento, reducir el estrés, abordar situaciones traumáticas, fortalecer las relaciones sociales y establecer límites adecuados, los cuales son esenciales para mejorar esta condición” concuerda Rubiano.
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