El estadio Alte Foersterei de la capital alemana, se convirtió en la sala mundialista de 12.000 berlineses que vieron desde la comodidad de 780 sofás la ceremonia de inauguración y los 90 minutos del primer partido del Mundial de Fútbol: Brasil vs. Croacia. La idea surgió de las directivas del equipo FC Unión Berlín para que los aficionados se sintieran como en casa.