Luego del malestar que generó el secretario de la Fifa, Jerome Valcke , al decir que Brasil "necesitaba una patada en el trasero" para tener listos los estadios para el mundial, el presidente de la federación, Joseph Blatter tuvo que visitar a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y hacer las paces. Sin duda Pelé fue un personaje clave.