Cuando Mauricio Olivera llegó a Colpensiones, una de sus tareas fue desatrasar los trámites de pensión que tenía el Seguro Social. En ese orden de ideas, una de las primeras preguntas fue cuál era la solicitud de pensión más vieja que todavía estaba sin resolver, y la respuesta fue indignante. Había un colombiano que desde 1989 estaba esperando que le reconocieran su pensión, algo no visto ni en “El coronel no tiene quién le escriba”.
