Algunos ministerios además de contar con un nutrido departamento de prensa (en promedio 30 personas) cuentan con contratos directos con los gabinetes de comunicaciones a los cuales les pagan un feed mensual por abrirles espacios en los medios de comunicación. Los roces entre los asesores privados y los funcionarios públicos que lleva cada jefe de cartera son permanentes y generan protagonismos que le hacen daño a los ministros.