A los ejecutivos de Apple les gustaba tanto la imagen de los relojes en las estaciones de tren de Suiza, que lo pusieron en el iPad sin pedir permiso. Menos mal que la compañía nacional de trenes de Suiza (CFF), dueña del diseño desde 1944, estaba de buen humor. El gigante informático anunció que llegaron a una “solución justa” , pero no quiso revelar cuanto dinero se fue en compartir el derecho.