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“Volvería a vivir la vida que llevo como papicultor”

jueves, 12 de diciembre de 2013
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Germán Corcho Tróchez

El negocio que Paulo Casallas Mondragón ha cosechado por 18 años sacó las raíces de ‘buena papa’ justo cuando el gremio atraviesa la peor crisis de su historia, en medio de nuevas amenazas de paro y divisiones.

La estrategia de Casallas para mantenerse vigente en el mercado ha sido, paradójicamente, la  que ha faltado en su gremio: cooperación con otros colegas. “El agricultor de papa ha sido una persona demasiado independiente, que piensa que todo lo puede lograr solo. Una gran mentira, porque si  no se generan formas de asociatividad para transformar el producto, a esta actividad le quedan muy pocos días de existencia”.

Nacido hace 43 años en Chocontá, pero habitante “de toda la vida” de Villa Pinzón, municipios de Cundinamarca. Primogénito de un agricultor y el mayor de cuatro hermanos y una hermana. Con el compromiso de ser ejemplo desde joven, Paulo se enorgullece de tener un negocio independiente. “Volvería a vivir la vida que llevo como papicultor. No me arrepiento”, dice. 

Y no es para menos. El cultivo de papa  complementado con la ganadería de leche especializada le han permitido levantar a sus tres hijos de 17, 11 y 5 años. “Siempre les inculco que así no sean agrónomos o veterinarios, no dejen atrás lo que ya se ha hecho. Que sean lo que quieran y conserven la estructura de trabajo que  he construido como herencia”. 

Los principales clientes de Casallas son negocios de Corabastos, donde su producto  marca la diferencia por la presentación y el color. Ni muy pequeño, ni muy grande; ni muy delgado, ni muy grueso. “Uno debe  ofertar una papa homogénea en su tamaño, de un diámetro promedio de 10 centímetros. Y  sana, que no esté afectada por insectos o un daño mecánico”. 

Este zootecnista de la Universidad Nacional de Colombia centra su estructura comercial en tres clases de papa. La pastusa suprema: de alto rendimiento, buena apariencia, mas no permite su lavado industrial. La pastusa superior: nueva, con no más de tres años en el mercado, creada por el agricultor colombiano Pedro Pastor en el municipio Gutiérrez (Cundinamarca). La capiro: usada para producir las papas francesas, fritas y precocidas. Hoy, Casallas no le teme a reinventarse y competir con los productos importados, para ello se prepara para ofrecer un producto que crece en calidad.

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