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Durante los años 90 las relaciones comerciales entre Colombia y Venezuela mostraron gran dinamismo.
En esos años el mercado venezolano representó para las empresas colombianas una gran oportunidad de negocios. Sin embargo, desde el comienzo del siglo XXI este destino pasó de ser una fuente de posibilidades a una pesadilla para las compañías colombianas. En la actualidad y después de que Venezuela se retirara de la Comunidad Andina se vislumbra un nueva oportunidad derivada de la firma del Acuerdo de Alcance Parcial entre Colombia y el vecino país. Sin embargo, dados los antecedentes, Venezuela se constituye en un mercado con gran cantidad de riesgos y pocas posibilidades de obtener retornos a la inversión y rentabilidad.
Varios son los inconvenientes que ponen de manifiesto las dificultades para hacer negocios en Venezuela y para desestimar la relevancia de este país en las proyecciones empresariales. Entre ellos podrían destacarse el control de cambios y retrasos por parte de Cadivi que han impedido que empresas colombianas reciban el pago por sus exportaciones.
Por otra parte, la política de nacionalización que ha llevado a expropiar más de 1.000 empresas entre 2002 y 2012 ha generado la desconfianza inversionista. Asimismo, la alta inestabilidad jurídica ha impedido que las empresas puedan desarrollar sus negocios de forma estable en el largo plazo.
Finalmente, el hecho de que en los últimos años Venezuela haya presentado algunas de las peores calificaciones en términos de confianza inversionista y facilidades para los negocios. La relación comercial bilateral entre Colombia y Venezuela demostró crecimiento en las exportaciones colombianas hasta el año 2001 y una fuerte caída en 2003. Entre 2005 y 2008 las importaciones venezolanas desde Colombia repuntaron impulsadas por las ventas de vehículos colombianos.
Sin embargo, en el año 2009 la política comercial venezolana se dirigió a sustituir a Colombia como proveedor internacional por otros mercados disminuyendo las importaciones de productos colombianos. Esto incluye reemplazar la compra de automotores exportados desde Colombia por aquellos producidos en Brasil y Argentina.
Si bien existen diferentes mecanismos y medidas para evitar los riesgos propios del comercio internacional como las coberturas cambiarias, los seguros por no pago y la inversión extranjera directa, entre otras, en el caso de Venezuela resulta demasiado arriesgado debido al elevado número de contratiempos que se generan. Las empresas que desean entrar a este mercado definitivamente deberán hacerlo pero lo importante es que entiendan la complejidad para hacer negocios y calculen sus riesgos de forma muy detallada para que en el futuro no se presenten sorpresas.
En la actualidad Colombia cuenta con Tratados de Libre Comercio (entre firmados y vigentes) con más de 40 países y acceso a más de 800 millones de consumidores. Por esta razón las empresas colombianas deberían enfocar sus objetivos comerciales en nuevos países que no sólo representan menores riesgos sino mayores oportunidades comerciales.
Finalmente, la decisión empresarial debería ser la diversificación de mercados para poder obtener la rentabilidad del comercio internacional sin exponerse de manera exagerada al riesgo generado por un solo país.
Genera poca confianza a los empresarios
Según el reporte Doing Business 2013 del Banco Mundial, que compara a los países en la facilidad para hacer negocios, Venezuela ocupa el lugar 180 de 185 economías. Por su parte, el índice de Libertad Económica 2013 del Heritage Foundation que mide el derecho de las personas y las empresas para desarrollar y controlar sus actividades económicas, ubica a Venezuela en el lugar número 174 entre 177 países.