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Las buenas prácticas agrarias mejoran producción

martes, 14 de abril de 2015
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Teresita Celis

Agronegocios estuvo en Sierra Morena, nombre de la granja, que abarca  100 hectáreas. De ellas 60% es bosque nativo, 35%  bosque forestal y 5% se dedica a la explotación agraria. Está en la vereda La Suiza, corregimiento de La Florida (Pereira), a 1.900 metros sobre el nivel del mar e incrustada entre el paisaje verde del Parque Natural Otún Quimbaya, una zona de reserva.

En sus inicios fue una finca avícola, pero por la ubicación, en pleno santuario de flora y fauna, debió migrar a una actividad permitida y amigable con el entorno. Los dueños la dedicaron a la siembra de hortalizas, para surtir los restaurantes del Eje Cafetero, al follaje y al negocio forestal. Ejercer una actividad comercial en pleno santuario natural, implica  cumplir con todas las condiciones exigidas por el Ministerio de Ambiente en  uso de suelo, sanitarios, control de vertimientos y disposición de residuos. “Entramos hace dos años en un proceso de certificación en BPA, que acabamos de renovar y que suma una cantidad de requisitos a cumplir. El propósito es ofrecerle salud  a los  consumidores cumpliendo con tres factores básicos: producción limpia sin utilizar insumos peligrosos y reduciendo al mínimo los químicos (inocuidad); protección del ambiente y bienestar de trabajadores y productores”, dijo el administrador de la granja, Hernando Henao.

Se trata de un proceso exigente y de cuidado que implica, además, disponer de infraestructura para los debidos procesos en el cultivo, la poscosecha, almacenamiento de materiales, bodegas para insumos, espacios para descanso de los trabajadores, entre otros. Sierra Morena ampliará el cultivo de hortaliza  certificada para surtir los restaurantes de la cadena de otras regiones del país y ya empezó pruebas en un cultivo hidropónico de lechugas en 1.500 metros cuadrados, inicialmente.

Busca doblar la producción de follajes
Otro de los negocio de Sierra Morena está en follajes, también con certificación BPA, que salen al mercado para firmas bouqueteras,  en su mayoría exportadoras. Tras cambiar de actividad, Sierra Morena arrancó el cultivo de follajes que hoy tiene en unas 3 hectáreas. Empezó con  Ruscus Israelí  bajo invernadero y hoy tiene otras dos variedades: Cocculus y Photinia Roja sembradas al aire libre. Como su utilización es la exportación, la calidad y sanidad exigida es alta ya que los controles en las aduanas de Europa y EE.UU. son estrictos. También se aprovecha la actividad para la venta de rizomas, plantas madres enteras o por medias y cuartos que bordean los cuatro años. Los planes de Sierra Morena es ampliar los cultivos de follajes para llevarlos a unas seis hectáreas en tres años.

Bienestar laboral
La BPA exige que los trabajadores vinculados en el cultivo y la producción deben tener todas las garantías laborales establecidas en la ley y trabajar bajo estándares y normas de seguridad  para la actividad agrícola. “Aquí nadie puede coger una pala si no está asegurado”, dijo Hernando Henao, administrador de Sierra Morena. La granja realiza, además, labores de asesoría y capacitación para agricultores que busquen certificarse y se dictan talleres  relacionados con la actividad académica, social y de fortalecimiento humano como biodanza, coaching, gestión humana y liderazgo.

Protección al ambiente
Es uno de los requisitos más estrictos y vigilados, más si se está en zonas de reserva, y tiene que ver con hacer una actividad comercial conservando el medio ambiente. “Se debe controlar vertimientos, manejar residuos y utilizar lo menos posible insumos químicos. Estos deben ser los autorizados por el ICA, por ello se debe emplear abonos orgánicos. Nosotros hacemos un compost  con el residuo que queda de la cosecha. Para ello tenemos un sitio donde se mezcla con otros componentes para preparar el abono”, dijo el agrónomo Pedro Rodríguez.

Inocuidad en alimentos
El agrónomo Pedro Rodríguez, asesor de Sierra Morena, señala que  en un cultivo con BPA la semilla debe ser certificada para garantizar calidad y producción. El proceso que lleva la granja en el cultivo de lechuga, desde la siembra hasta la cosecha, dura 70 días. Una vez depositada la semilla en la turba  pasa al cuarto de germinación, de allí va a plántulas  donde permanece 21 días. Luego se transplanta en el invernadero y allí queda 49 días hasta su cosecha.  “En todo ese tiempo se debe estar atento al tema fitosanitario. El agua que se utiliza para regar debe ser limpia y sometida a análisis para certificar su calidad”, dijo. 

Las opiniones

Hernando Henao
Admon Granja Sierra Morena
“Todos los proveedores de hortalizas para Frisby, fuera del Eje Cafetero, están también certificados por el ICA”.

Pedro Rodríguez
Agrónomo
“Sembrar follaje en bolsa plástica trae ventajas fitosanitarias porque se pueden controlar las plagas que hay en el suelo”.

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