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La similitud entre la caída de la holding y el escándalo de Stanford Financial

domingo, 18 de noviembre de 2012
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María Paula Albán

En 2009, el mundo financiero se estremeció con la caída de dos grandes negocios en Estados Unidos: Bernard Madoff Investment Securities LLC y Stanford Financial Group. Las firmas, que durante más de una década operaron en el mercado lideradas por los millonarios Bernard Madoff y Robert Allen Stanford, llevaron a que varios inversionistas, sobre todo de altos ingresos, cayeran en la trampa: esquemas piramidales que ofrecían rendimientos por fuera de lo común y en activos riesgosos que no siempre contaban con alta liquidez.

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No solamente miles de inversionistas norteamericanos se vieron afectados con la caída de estos gigantes financieros. El coletazo llegó a Colombia. Se calcula que al menos 500 nacionales perdieron dinero con las inversiones de Madoff, las cuales eran organizadas localmente por Andrés Piedrahita, mientras que más de 550 colombianos vieron desaparecer cerca de US$900 millones invertidos con Stanford.

Pero la caída de esta última compañía y el caso Interbolsa tienen ciertas similitudes que van más allá de ser protagonistas de grandes debacles financieras, y que terminan por unirlas un poco más. El desenlace del caso Stanford se inició en febrero de 2009, cuando las autoridades financieras de EE.UU. le abrieron una investigación, después de recibir varias demandas por los altos retornos que ofrecía la firma (superiores a 10%) en certificados de depósito que emitía el banco del grupo, con sede en Antigua.

Los clientes creían que sus recursos estaban invertidos en activos rentables en todo el mundo, puesto que los estados financieros que presentaban mostraban cientos de transacciones internacionales hechas a través de sus filiales. Robert Stanford se encargó de buscar clientes del más alto nivel, y les explicó que la estrategia de inversión era altamente vigilada por más de 20 analistas especializados. Pero en realidad solo él y el vicepresidente financiero de la empresa, James David, conocían la verdad sobre la empresa.

Todo salió a la luz después de una operación que involucraba a cerca de 50.000 clientes, y en la que la SEC pidió explicaciones sobre el paradero del dinero de los certificados. Ni Stanford ni Davis estuvieron en capacidad de explicarlo, según consta en la demanda de las autoridades.

Lo cierto es que todo el dinero de los inversionistas, avaluado en más de US$8.000 millones, estaba en activos ilíquidos que las autoridades no vigilaban en su mayoría, debido a vacíos regulatorios.

La situación terminó en un juicio de más de tres años, en el queRobert Stanford fue acusado de fraude y de múltiples infracciones a las leyes del mercado de valores, incluido fraude bajo un esquema masivo de Ponzi, de lo que el millonario se declaró inocente, no antes de intentar vender varios de sus activos.

De los US$8.000 millones involucrados en el negocio, las autoridades lograron recuperar solo US$81 millones, y Robert Stanford fue condenado en julio pasado a una pena de 110 años de cárcel.

El paralelo con Interbolsa

Aunque las autoridades han sido reiterativas en señalar que este caso se distancia de un esquema Ponzi, el hecho de que la Fiscalía esté investigando la manipulación en el precio de la acción de Fabricato, que en unos cuantos meses pasó de costar $28 a $99, es vista por muchos expertos como un patrón cercano a ese modelo piramidal. Sobre todo, porque en esta movida se prometieron unos retornos más altos que el promedio del mercado, basados en activos poco líquidos, situación que también se dio en el escándalo de EE.UU.

De igual forma, según lo confirmó el senador Simón Gaviria, existe evidencia que comprueba que los dineros de los clientes no eran utilizados solamente en las inversiones que anunciaba el grupo, sino que algunos se desviaron tanto para la adquisición de obras de arte, fincas, e incluso en créditos, que eran utilizados por Rodrigo Jaramillo y Victor Maldonado.

Entre las semejanzas, otros han salido a hacer públicas las relaciones entre los ejecutivos que pasaron de Stanford  Colombia a Interbolsa. Es el caso de Álvaro Camaro, quien se desempeñaba como presidente local de Stanford al momento de su liquidación. El directivo pasó a Interbolsa inicialmente como vicepresidente de riesgos de la holding entre 2009 y 2010, y luego en 2011 a la vicepresidencia corporativa de la Sociedad Administradora de Inversiones (SAI) de Interbolsa, cargo en el que se desempeña actualmente. Pese a su relación, Camaro no ha sido involucrado en la investigación formal, y al parecer no contaba con ninguna injerencia en las decisiones de inversión del grupo.

Pero, sin lugar a dudas, el hecho más importante que relaciona los descalabros de estas dos compañías tiene que ver con los clientes.

 Y es que varios de los colombianos que se vieron afectados con la desaparición de la firma en Estados Unidos, terminaron invirtiendo tanto en Interbolsa como en el Fondo Premium Capital. Por lo que, en menos de tres años, han sido víctimas de dos de las mayores caídas del sector financiero colombiano. 

En los últimos 15 días, las autoridades han actuado con una rapidez nunca antes vista en el sector, con el fin de evitar un contagio de la situación en otras firmas. No obstante, el daño parece ya estar hecho y tomará mucho tiempo para que los inversionistas vuelvan a confiar en el mercado de capitales local, tal y como pasó con Stanford cuando cayó.

La opinión

Juan Camilo Santana

Analista de Profesionales de Bolsa

“Aunque tenemos a través de los reguladores mecanismos fuertes de control, parece que no han sido suficientes y la vigilancia no ha sido completamente eficiente”.

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