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Leer un libro o un periódico en un sitio con un ambiente específico, mientras se toma un café de calidad bien preparado por un experto, es ya una tendencia del consumo mundial.
Esta práctica, que empezó Starbucks, la cadena de tiendas de café más grande del planeta, impulsó a su vez algo que también reclamaba el mundo consumidor: cafés distintos, de diversos perfiles, exquisitos, únicos, con diversas preparaciones, más allá de aquella bebida caliente y negra.
Esto motivó, además, el nicho de los llamados cafés especiales, aquellos, que la Federación Nacional de Cafeteros define como un producto percibido y valorado por algunas características que lo diferencian de los granos convencionales y por el cual los compradores están a dispuestos a pagar.
Pero lo mejor, para quienes están metidos en este negocio, es que atrajo a un consumidor joven que pudo por fin desvirtuar que la bebida de café no es sólo para abuelos sentados en una de esas cafeterías tradicionales.
Pues bien, Colombia está metida de lleno en la producción de cafés especiales, que aunque es un nicho aún pequeño, su mercado es creciente. Según estimativos internacionales, este nicho representa del consumo mundial, que es de unos 140 millones de sacos por año, alrededor de 20%, es decir, unos 28 millones.
Eso lo ha percibido Colombia. De acuerdo con estadísticas de la Federación, en 2000 los cafés especiales representaban el 2% de las exportaciones totales de grano, es decir incluyendo las realizadas por la Federación y la de los privados. Al cierre de 2011 la cifra creció a 26% y a agosto de 2012 ya representaba el 28%.
Si se mira sobre las exportaciones de grano de 2011, que fueron 7,7 millones de sacos de 60 kilos, el país comercializó en el exterior en cafés especiales 2 millones de sacos. Entre enero y agosto de 2012 se exportaron en total 4,5 millones, lo que indica que en especiales fueron 1,26 millones de sacos.
En 2000 dichas ventas llegaron a unos 185.000 sacos y en 2007, cuando la comercialización externa del grano alcanzó los 11,3 millones de sacos, la cifra más alta en los últimos 12 años, las colocaciones de cafés especiales colombiano en el mundo fueron de un poco más de 1,9 millones. Es decir, aún con la caída en la producción de los últimos 3 años, Colombia ha crecido en este nicho de mercado que tiene 3 condiciones específicas: que algo lo diferencie del estándar, que el consumidor lo reconozca así y que se pague más por el producto sobre el precio base.
Si se miran sólo las exportaciones de café que hace la Federación (sin contar los exportadores privados), al cierre de 2011, el 53% fue en especiales que corresponde a un poco más de 950.000 sacos. En 2000 la proporción era de sólo 6%.
“Cualquier café que se produce en el país, puede llegar, potencialmente, a ser especial. Por esta razón cuando me preguntan dónde se produce café especial en Colombia, digo que en todo el país y de hecho en toda la zona cafetera hay café diferenciado”, dijo el director de Cafés Especiales de la Federación, Carlos Alberto González.
Y aunque afirma que en todos los departamentos se siembran cafés especiales, es innegable que algunos territorios han avanzado más que en otros y en la lista están los departamentos del sur representados en Nariño, Cauca y Huila, Antioquia, los de la Sierra Nevada, Santander y Eje Cafetero.
“Alrededor de 30% de los cafeteros colombianos, que son 560.000, participan en algún programa de cafés especiales. Sólo en el tema de sostenibles tenemos alrededor de 20%”, dijo.
En este segmento del mercado hay tres categorías: los cafés sostenibles, los de origen y por preparación.
En la primera son los granos que están certificados o verificados con algún sello o iniciativa de sostenibilidad que tocan responsabilidad social en todo el proceso de producción, sensibilidad por el medio ambiente y equidad económica.
En la segunda están los cafés que se venden asociados al lugar donde se producen, a sus paisajes e historias. Y por preparación son aquellos cafés que obedecen a unos requisitos específicos pedidos por el cliente. Es decir, con un determinado nivel de acidez, con notas cítricas o de almendra más grande, entre otros.
Sin embargo, el común denominador en las categorías y una condición sin ecuánime es la calidad.
“Si no es un café con buen perfil de taza no es especial”, sostiene.
El café colombiano es aromático, de taza limpia y por su puesto suave, pero cada región tiene su perfil y esa variedad llama la atención de los compradores, que principalmente están en Estados Unidos, Japón y Europa.
El gerente de Banexport, una firma exportadora de cafés especiales, Carlos Julián Ruiz, resalta que este mercado en Colombia está creciendo y se está creando, y aunque considera que es una buena alternativa para muchos productores, no es la solución a la crisis por la que atraviesa el sector.
Según dijo el problema actual de la caficultura más que de precios es de baja producción. Ruiz indica que este nicho es una parte del mercado de café pero no todos los caficultores van a entran en él, porque no les interesa o porque no tienen la dedicación ni las buenas prácticas que requiere el cultivo para preservar y resaltar buenas características y perfiles en taza.
“Nosotros hacemos presencia en el sur de Huila, en el norte de Nariño, en Cauca y en la Sierra Nevada de Santa Marta. Tenemos catadores de café que están ubicando productores, se hacen análisis y se detectan posibles problemas que puedan tener los cultivadores para superarlos. El café se selecciona y se separan los perfiles. Se ofrecen a diversos clientes en el exterior y se promocionan para ganar demanda y buenos precios”, señaló.
“Los especiales puede favorecer su práctica a pequeños cultivadores, porque permite hacer mejor la tarea de la recolección o el beneficio de manera manual y cuidar el proceso para lograr buenos perfiles de taza que los haga especiales. Nosotros compramos desde 2 sacos hasta 5.000 kilos y nos movemos entre US$3 hasta US$45 por libra”, puntualizó.
Las 5 grandes tendencias del apetecido producto
En el mundo de los cafés especiales hay 5 tendencias que marcan este nicho. 1. Calidad: empezó en los años 80 en Estados Unidos impulsado por un grupo de personas que consideraron que si ofrecían café de alta calidad se lograría más consumo. 2. Tiendas: nacieron en los 70 con Starbucks que creó una nueva forma de tomar café ofreciendo no sólo la bebida sino un ambiente. Eso abrió diversas formas de preparación y vinculó gente joven. 3. Sostenibles: el cambio climático y los temas sociales cambiaron al consumidor. 4. Cápsulas: o pots son sistemas que el consumidor encuentra en máquinas. 5. Barismo: se volvió una profesión de moda y los baristas están creando espacios distintos para preparar y servir el café.