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Cuidado del suelo: maneje las arvenses de manera sostenible

miércoles, 26 de marzo de 2014
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¿Sabía que hay un café que se produce en las rocas? Pues bien, yo no sabía hasta que tuve la oportunidad de conocerlo durante mi reciente visita a Santander. Como profesor Yarumo tengo la fortuna de intercambiar experiencias y conocimientos en mis recorridos por las  regiones cafeteras colombianas, y es precisamente en este lugar donde aprendí las diferencias, el cuidado y el manejo de un café producido en las rocas. Aquí está la historia.

En el municipio de Aratoca, Santander, tuve la gran bendición de encontrarme con la familia Ordóñez Jaimes y lo que primero me llamó la atención son los valores que tiene esta linda familia: respeto, comprensión, cariño y amor se sienten al momento de entrar a la finca ‘La Roca’. Valores que representan a una familia típica cafetera. 

A mi llegada me recibió don Juan Ordóñez, el hombre de la casa, un caficultor de aquellos que no se dejan por las adversidades y que trabaja de manera responsable, honesta y con mucho criterio técnico su empresa cafetera, como el mismo la llama. 

Me impactó mucho ver el hermoso paisaje de la finca de don Juan y su familia, ubicada muy cerca al majestuoso Cañón del Chicamocha donde se pueden observar grandes afloramientos rocosos. Fue sorprendente ver cómo en medio de estas grandes rocas crecen árboles de café variedad Castillo, jóvenes, bien nutridos y sobre todo altamente productivos.  

¿Cómo hace un cafetero como don Juan, quién además es productor de café orgánico, lo que significa que no puede usar agroquímicos, para darle un manejo adecuado y sostenible a los suelos y a las arvenses o mejor conocidas como malezas?

Don Juan reiteró que el manejo de las arvenses es un elemento esencial para hacer que el cultivo y la finca cafetera sean sostenibles, competitivos y rentables. Hasta hace poco, el manejo de las arvenses se enfocaba en la eliminación total de las coberturas, dejando los suelos totalmente desnudos y desprotegidos a la acción erosiva de las lluvias, ocasionando pérdidas permanentes de la capa superficial del suelo, lo que reducía la productividad e incrementaba los costos de producción, lo correcto para hacer en estos casos es precisamente, todo lo contrario. 

Recuerde que la primera práctica de conservación del suelo y manejo integrado de arvenses es no dejar este totalmente descubierto, maneje la práctica de interferencia baja, más conocidas como nobles y trate de eliminar las de interferencia alta, por ejemplo las gramíneas (pastos).

El manejo integrado de arvenses favorece la búsqueda del desarrollo sostenible de la caficultura y mitiga los posibles efectos del cambio climático. Mi invitación a todos los productores del país es que sigan el ejemplo de la familia Ordóñez Jaimes para ser productivos y sostenibles.

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