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Analistas 03/05/2019

Mal de muchos

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

La calamidad existe desde hace décadas por la falta de una mejor infraestructura

La calidad de vida de los latinoamericanos está fuertemente ligada con la gestión del agua. El servicio de acueducto y saneamiento básico es insuficiente; la calidad del agua en la población en el campo y en algunas ciudades es inadecuada. América Latina si bien cuenta con las mayores reservas de agua dulce del mundo, es una de las más afectadas por el cambio climático, a lo que se le suma la mala gestión gubernamental en materia hídrica. Solo 20% de las aguas residuales recibe tratamiento antes de ser vertidas.

Las razones de este subdesarrollo son además, la institucionalidad débil, la capacidad financiera limitada de las entidades encargadas y la ineficiente utilización de los recursos públicos. Solo 24% de la población en Haití accede a agua potable y la cobertura en Bolivia es de 46%, Brasil, con 82% y México llega a 90%, con calidad cuestionada en muchas regiones.

Para el caso colombiano, el acceso a agua potable y saneamiento, tanto en cobertura como en calidad, ha aumentado significativamente durante la última década, tanto que, en nuestras ciudades la cobertura, según cifras oficiales, supera 93% y en alcantarillado 86%, con grandes inversiones en infraestructura. Pero, estamos muy lejos de lo que necesita el país.

La cobertura es menor en la Costa Atlántica, la Orinoquía y la Amazonía. La calidad del agua y la continuidad del servicio en la región Caribe son de gran preocupación. Santa Marta, ciudad con tanto pasado por razones históricas, culturales y naturales; y con tanto futuro en materia turística, portuaria y comercio, con belleza natural extraordinaria y un clima único, es una de las principales ciudades región con peor servicio de agua potable de nuestro país.

En Santa Marta la falta de gestión para el largo plazo y la actual inestabilidad en el gobierno distrital, son los hechos más complejos para la solución de los grandes problemas de la ciudad, que incluye el mal servicio de acueducto y de alcantarillado. La Empresa de Servicios Públicos de Santa Marta Essmar asumió la prestación de este servicio, por haberse terminado el contrato con la multinacional Veolia en abril, quien había recibido este encargo ante la terminación del contrato en 2017 con Metroagua ESP. Hoy la ciudad cuenta con Alcalde suspendido, hasta hace días un Secretario de Despacho actuaba como Alcalde encargado y ahora mediante Decreto nacional, Andrés Rugeles es Alcalde encargado. Desgobierno fatal para la ciudad.

El alcalde Rugeles acaba de declarar la calamidad pública por el desabastecimiento de agua potable. Cierto es que el nivel de sequía es crítico, pero también es cierto que la calamidad existe desde hace décadas por la falta de una mejor infraestructura y por la mala calidad del agua domiciliaria. Es tan vergonzosa la mala planeación y poca inversión en esta materia en el largo plazo, como el incumplimiento de las entidades en las obras en ejecución.

Santa Marta es atractiva para la inversión privada nacional e internacional. Por ello, los sectores inmobiliario y de servicios, han hecho de manera reciente grandes inversiones para el progreso de la misma, las que deben ser acompañadas de soluciones en materia de agua potable y saneamiento. La belleza natural de Santa Marta, del Parque Tayrona y la Sierra Nevada, merecen atención nacional y un mejor desempeño de la gestión pública local.

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