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Analistas 03/09/2015

Dignidad patria y empobrecimiento

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor
La República Más
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Estuve durante el último mes fuera de Colombia y a mi regreso encontré situaciones anómalas como si fuera otro país, derivadas de la grave crisis fronteriza con Venezuela, con característica de calamidad humanitaria, crecimiento atroz de la devaluación del peso y desajustes económicos preocupantes.

Los colombianos todos, sentimos humillación por la deportación arbitraria, la desaparición forzosa, el maltrato y el abuso a miles de compatriotas en la frontera como consecuencia del cierre que ordenó Maduro. Que en pleno siglo XXI, con acciones tales como, que un tirano con ropaje de demócrata, mande marcar casas para luego derrumbarlas, al estilo Nazi, es una humillación a la humanidad.

Indagando dónde se originó tan aterradora decisión del régimen vecino, encontré varias versiones como la del New Herald que afirma que la crisis estalló por las extradiciones a investigados por narcotráfico de los colombianos Viáfara Mina y Giraldo Gómez, porque sus declaraciones podrían acelerar los casos en contra de uniformados y funcionarios chavistas involucrados en corrupción y narcotráfico, caso denominado “el cartel de los soles”.

Otra versión, que no contradice la anterior, es que Maduro está tratando de poner la atención en la zona fronteriza, alentando un aparente nacionalismo que realmente es apología de la xenofobia, para evitar el escrutinio del desastre económico y social que vive su país y está construyendo las condiciones para intervenir las elecciones de diciembre próximo que podría perder, con una campaña electoral desarrollada bajo un estado de excepción. La verdad es que a los mandatarios o candidatos venezolanos un discurso anticolombiano les da réditos electorales.

Cuando el precio del barril del petróleo estuvo por encima de US$100 el Gobierno venezolano no hizo nada para diversificar la economía; con la caída del precio quedó Maduro sin fondos para hacer política. La situación podría empeorarse para Colombia ya que la crisis fronteriza no se superaría antes del 6 de diciembre, fecha de las próximas elecciones en Venezuela. Con lo anterior, ¿tiene sentido mantener al Gobierno venezolano como garante de las negociaciones de paz con las Farc?

De otra parte, si bien en lo que va corrido del año la devaluación se acerca al 50%, lo llamativo fue que durante agosto el dólar pasó de $ 2.800 a $3.200. Esta devaluación tan abrupta y descontrolada, trae consecuencias a la economía. La devaluación controlada, sin volatilidad, ayuda a los exportadores. La devaluación salvaje trae consecuencias nefastas: los productos colombianos que requieren materia prima importada disminuyen el margen si el mercado no acepta subir los precios, pero si los sube, trae inflación, de igual forma el incremento en precios de productos importados afecta toda la economía.

Como el ingreso de un país y la situación económica de los ciudadanos se mide en per cápita promedio en dólares americanos, con una devaluación reciente acumulada del 60%, los colombianos estamos sufriendo un grave empobrecimiento.

Por ello, frente a Venezuela tenemos que solucionar el problema denunciando los hechos como un crimen internacional y delito de lesa humanidad en organismos internacionales, siendo válido un recurso de Queja ante la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. De otra parte, hay que tomar medidas económicas tendientes a detener la desaceleración y la devaluación del peso, para no seguir empobreciéndonos.

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