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Nos encontramos en una crisis social y de salud pública, que traerá consecuencias económicas. El Gobierno y quienes tengan capacidad de aportar, tienen el compromiso de aminorar la crisis. Es momento de solidaridad.
Nuestra economía está en jaque, por la menor actividad mientras controlamos y combatimos el virus pandémico, la caída de los mercados, la baja en la Bolsa de valores, la caída abrupta del precio del petróleo y el alza súbita del dólar. El desajuste es mundial. Se evidencia entonces que nuestra actividad económica tendrá menor ritmo, lo que hace necesario que se siga tomando medidas para salvaguardar el funcionamiento de las empresas y proteger el empleo. Éstas no solo deben enfocarse en los sectores más afectados. Es un golpe para todos.
Si bien hay que cuidar la solidez de las instituciones financieras, éstas, en coyunturas como la actual, deben tomar medidas para dar liquidez y aliviar la carga financiera, particularmente a las empresas que requieren crédito para funcionar. Las instituciones cuentan con capacidad para apoyar a sus clientes. Una oportunidad de fortalecer su compromiso social.
Por fortuna, los resultados de la operación de la banca, con cierre a 2019 fueron extraordinarios. Las utilidades del año ascendieron a $7,3 billones, con incremento de 38,2% con relación al año anterior, fortaleciendo su patrimonio. Solidez que evidencia buen manejo y capacidad para su aporte especial en esta coyuntura.
En concordancia, el Banco de la República debe seguir aumentando la liquidez del mercado, siendo más activo en el manejo cambiario y, además, reduciendo la tasa de referencia. No obstante, el Gobierno ha extendido plazos para pago de impuestos en sectores como turismo, aviación y espectáculos, debe aliviar el cronograma tributario para darle aire a todos los contribuyentes, especialmente, a quienes generan empleo.
Hay que proteger a toda costa los puestos de trabajo, es socialmente responsable procurar mantenerlos. Para no destruir empleos, hay que tomar medidas temporales como trabajar desde la casa, ajustar jornadas laborales, o tomar vacaciones. En esa línea, el Gobierno ya anunció apoyo crediticio para pago de nóminas.
De igual manera, mediante el Decreto 418 de 2020, el presidente Duque, con buen tino, organiza la metodología para que, de forma conjunta con gobernadores y alcaldes, se tomen las medidas pertinentes en cuanto a orden público se refiere para evitar la propagación del virus Covid-19. Buena la medida del simulacro de aislamiento promovida en Bogotá. La coordinación es primordial.
Los empleadores y contratantes hoy en día tienen la posibilidad de suspender los contratos de trabajo y de prestación de servicios, argumentando la real ocurrencia de una situación de fuerza mayor, como lo es el coronavirus y sus consecuencias, lo que, teniendo asidero legal, profundizaría la crisis económica. De otra parte, el agro y la construcción, tanto de vivienda como de infraestructura, son actividades generadoras de puestos de trabajo de forma masiva. Por tal razón, son sectores de la mayor atención.
Definitivamente, debemos prepararnos para combatir la eventual recesión, como consecuencia del cierre de fronteras, las obligadas cuarentenas, la disminución del consumo, los mayores gastos en salud pública y la menor actividad productiva. La mejor forma es manteniendo la inversión y el empleo.