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Analistas 04/10/2018

Servicios no financieros para las Pyme de Colombia

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

El pasado 2 de agosto se divulgaron los resultados de la Gran Encuesta Pyme (GEP) Anif, correspondientes al primer semestre de 2018. Así, la GEP completó 25 lecturas semestrales (2006-2018) a nivel nacional. La encuesta fue realizada en los meses de marzo-junio de 2018 por la firma Cifras & Conceptos, cubriendo la opinión de 1.791 empresarios Pyme a nivel nacional de los sectores de industria, comercio y servicios.

Una forma de sintetizar dichos resultados es a través del Indicador Pyme Anif (IPA). Este resume el clima económico de las Pyme mediante la comparación de: i) el índice de la situación económica actual; ii) el volumen de ventas; iii) las expectativas de desempeño; y iv) las expectativas de ventas.

En esta medición el IPA nacional se recuperó frente a la medición anterior (61 vs. 54 de seis meses atrás), regresando al plano de “buen” desempeño económico. La recuperación de las percepciones de las Pyme estuvo en línea, en gran medida, con el desempeño macroeconómico de los sectores que concentran una alta proporción de estas empresas en el país en el primer semestre de 2018.

En esta ocasión, la GEP incluyó preguntas referentes a la utilización de productos y servicios no financieros por parte de las Pyme. En esta nota ahondaremos sobre los resultados referentes al grado de utilización de dichos productos-servicios no financieros (consultorías, desarrollo de nuevos productos o inteligencia de mercados) y el interés que muestran las Pyme por ellos.

Referente al grado de utilización de los productos-servicios no financieros, la GEP encontró que cerca de tres cuartas partes de los empresarios Pyme encuestados no accedió a productos-servicios no financieros (consultorías, desarrollo de nuevos productos o inteligencia de mercados) en los últimos tres años (79% industria, 85% comercio y 77% servicios). Esto puede ser consecuencia de la mayor preocupación de las Pyme por el muy corto plazo, frente a ejercicios de planeación para crecimiento de mediano-largo plazo. Lo anterior va en línea con uno de los hallazgos estructurales de la GEP, que muestra que 62% de las Pyme del país usa los recursos de financiamiento que solicita al sistema financiero para solventar sus necesidades de liquidez para capital de trabajo, en vez de invertir en innovación-desarrollo.

Por su parte, dentro de la cuarta parte de empresarios Pyme que sí accedieron a dichos productos en los últimos tres años, estos se focalizaron en consultorías (9% en industria, 7% en comercio, 13% en servicios), estructuración de proyectos orientados a nuevos productos (7% en industria, 5% en comercio y 6% en servicios) y servicios de inteligencia de mercado (5% en industria y 4% en comercio y servicios).

Ahora, al margen de dicha baja penetración de servicios no financieros en las Pyme encuestadas, porciones significativas muestran algún interés por dichos servicios. Por ejemplo, los empresarios Pyme encuestados en los tres macro-sectores mostraron mayor interés en la estructuración y financiación de nuevas líneas de negocio (28% en industria, 31% en comercio y 35% en servicios). De igual forma, la información sobre mercados potenciales es útil para el 27% de los empresarios Pyme de industria, 24% de comercio y 26% de servicios y la formación financiera para el 18% de los empresarios Pyme industriales, 17% de comercio y 15% de servicios. Así, se refleja un importante interés de los empresarios Pyme por los productos y servicios no financieros y el valor agregado que les puedan generar, pero, al mismo tiempo, una baja utilización de los mismos.

De esta forma, si se quiere transformar el interés por los productos-servicios no financieros en un verdadero uso de estos para generar mayor crecimiento empresarial en el segmento mi-Pyme se requiere una agenda que promueva varios frentes. Por un lado, los empresarios deben romper ese círculo vicioso de elevada preocupación por el muy corto plazo, en demérito de la planeación de mediano plazo, pues ello les impide ver oportunidades para generar crecimiento como los productos y servicios no financieros. Por otro lado, el gobierno y los mismos empresarios deberían aprovechar las plataformas de las entidades multilaterales que promueven el uso de estas herramientas no financieras a muy bajo (o ningún) costo.

Finalmente, el Gobierno también debería diseñar una estrategia para reducir costos a los empresarios pues ella ayudaría a reducir las necesidades inmediatas de liquidez de las Pyme y a enfocarlas en temas de más largo plazo como el crecimiento y la innovación, donde los productos no financieros jugarían un papel preponderante. Dicha estrategia debería incluir: i) la creación de un sistema de trámites centralizado (el cual tendría réditos en costos-tiempo de creación a nuevas empresas y de formalización de las ya existentes); ii) la reducción de los costos parafiscales de nómina, lo cual implicaría un alivio en costos de capital de trabajo para las empresas; y iii) la promoción de programas de financiamiento alternativo para los empresarios (donde se destacan el factoring, ahora impulsado por la creación del Registro Electrónico de Facturas Electrónicas-Refel, y mecanismos de crowdfunding como la plataforma Ascenso de la Bolsa de Valores de Colombia).

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