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Analistas 10/02/2024

Pacho Malo y el escándalo conveniente

Santiago Angel

Permítame contarle una historia, apreciado lector. Esta semana le escribí por mi propia voluntad a un fiscal que conozco como fuente desde hace varios años. Lo busqué porque me enteré por los informes de otros colegas y tremendamente amplificados por RTVC, que había investigado en un primer momento el caso de Pacho Malo y los agentes del CTI de Caldas que denunciaron a la vicefiscal Mancera.

En las publicaciones en horario estelar del noticiero de Hollman Morris, que hoy no funciona como un bien público del Estado, sino como un bien para el uso personal del Gobierno, la hipótesis era una clara y contundente: la vice fiscal Martha Mancera estaba encubriendo a un peligroso narcotraficante llamado Francisco Javier Martínez Ardila, alias Pacho Malo. Martínez Ardila era al mismo tiempo el coordinador del CTI en Buenaventura.

¿La razón? Dos agentes del CTI de Caldas habían informado a Mancera sobre el hallazgo en una de sus investigaciones de que el coordinador de Buenaventura estaba relacionado con varios grupos de delincuentes dedicados al narcotráfico. Los agentes grabaron ilegalmente una conversación a Mancera y al fiscal Barbosa cuando ambos se acercaron a visitarlos para darles sus condolencias, porque el agente Mario Herrera fue asesinado en marzo de 2021 en el Cauca, luego de que fuera secuestrado por las disidencias en hechos lamentables.

Una vez tuve mi primera conversación con mi fuente directa, quien había investigado el caso, me sorprendí. Hay una enorme secuencia de hechos serios para dudar de las conclusiones de la investigación. Y más bien pensar todo lo contrario.

Tras el asesinato del agente Herrera en Cauca, la Fiscalía tuvo que abrir una investigación contra los agentes Pablo Bolaños y Fabio González, por una denuncia anónima que llegó al ente acusador. Aparentemente la denuncia era de otro investigador de Caldas.

Uno de los informes de prensa señalaba que los pobres agentes habían terminado empapelados, tras denunciar a Mancera, como si se tratara de una persecución. Pero no contaba que estos se encontraban en etapa de audiencia de juzgamiento por los delitos de concierto para delinquir, falsedad ideológica en documento púbico, fraude procesal, peculado por uso y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. Tampoco señalaban con el mismo rigor que la intermediaria de la denuncia de los agentes, era la vicefiscal Angélica Monsalve, imputada por concusión y con todas las razones para querer tener una venganza frente a Barbosa y Mancera.

Luego, tras mi insistencia con el fiscal del caso, pude acceder al expediente de los agentes y la sorpresa fue aún mayor. Los próceres que denunciaron a Mancera, con la ayuda poco interesada de la fiscal Monsalve, no fueron “empapelados” por denunciar valientemente a la cúpula de la Fiscalía. La verdad es que fueron señalados explícitamente por los narcotraficantes Yeison Andrés Garzón Holguín y Carlos Hernando Loaiza Patiño, ambos condenados por tráfico de drogas, de utilizar las agencias encubiertas que les eran autorizadas para transportar droga a narcotraficantes en Caldas. Esa droga era comprada por los propios agentes a la guerrilla en regiones del Cauca con la ayuda de informantes que terminaron prestándose para hacer negocios ilegales.

Los agentes presuntamente daban algunos positivos simulados en incautaciones y usaban sus agencias encubiertas para transportar la droga cobrando una tajada a los narcos, a los que llegaban por la conexión de los infiltrados. Tan grave es su caso, que varios de sus propios compañeros dieron declaraciones juradas asegurando que falsificaron informes con sus firmas que ellos nunca estamparon en los documentos. Esto para lograr las agencias y poder hacer los viajes al Cauca, hasta que asesinaron al agente Herrera.

Los agentes del CTI, presionados por la investigación en su contra, y a sabiendas de lo que podría venir, grabaron a Mancera y Barbosa cuando fueron a visitarlos por la muerte de su colega y les dijeron informalmente del a existencia de Pacho Malo. Una coartada perfecta para alegar una persecución posterior.

Luego un fiscal cometió el error, por el que deberá responder, de pedir que se modificara ese nombre en el informe de los investigadores porque no tenía que ver con sus hallazgos del narcotráfico en Caldas y se temía una filtración a la prensa.

En conclusión, los agentes del CTI de Caldas están procesados por narcotráfico, fraude procesal y falsificar documentos con abundante evidencia en su contra, el informe en el que mencionan a Pacho Malo no fue enviado a la Fiscalía, pero sí rápidamente a los medios que podían impactar con la historia, y quien hizo la intermediación de su denuncia contra Mancera con una grabación de manual, fue la fiscal Angélica Monsalve.

A nadie le pareció extraños estos hechos, pero la historia, contada parcialmente, se prestó para que en la Corte Suprema de Justicia casi hubiera una irrupción en una protesta promovida por el presidente, alegando que no podía quedarse como encargada una fiscal acusada de proteger a un narco.

La verdad es que esta historia es más sobre unos narcos tratando de encubrirse a ellos mismos con la ayuda proclive de un sector de la prensa al que solo le interesan sus peleas personales. Querido lector, no crea por favor en las versiones parciales.

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