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Analistas 21/06/2025

La indolencia de Petro

Santiago Angel

Han pasado dos semanas desde que la vida de Miguel Uribe quedó en vilo por un atentado que cambió otra vez el país para siempre.

Lo que era obvio para un jefe de Estado no pasó. Petro tenía que dedicarse a juntar esfuerzos para investigar el crimen con la Policía y articular a las agencias de inteligencia con la Fiscalía, visitar a la familia de Miguel Uribe para expresarles su lamento y su apoyo incondicional a la investigación.

El Presidente debió instalar un consejo de seguridad permanente día y noche para dar con los responsables y activar una política nacional de seguridad seria contra las ollas de microtráfico, los expendedores y el sicariato.

Lo que está pasando en Bogotá es dantesco frente al sicariato. Tengo que decir que haciendo la investigación y la reportería sobre el joven sicario de 15 años, pude saber que en otro barrio cerca al que vivía y en donde está una de las ollas de drogas más peligrosas del país, existen varios sicarios cuyo trabajo puede ser fácilmente contratado por el que esté dispuesto a pagar. Lo supe de primera mano.

Petro no ha hecho nada al respecto y estas bandas criminales han aprovechado su Gobierno, el desorden de su administración y su incompetencia para fortalecerse apoderarse más de los barrios, organizar mejor el expendio y acabar con la vida de niños y niñas para siempre.

El Presidente no mostró dolor. Lo dijo en su primera alocución, pero sus acciones no fueron coherentes. Solo una semana después estaba haciendo chistes sobre “traguito” en su consejo de ministros como si nada hubiera pasado en Colombia. Como si no le hubieran disparado a la cabeza a un joven candidato presidencial durante su Gobierno.

El Presidente además decidió seguir adelante con la deriva autoritaria. Habló un mes de una consulta popular ilegal y ahora, cuando el Congreso aprobó en su autonomía e independencia la reforma laboral, Petro habla de la constituyente. Pone a un fiscal, que perseguía a sus enemigos personales de Ministro de Justicia, a encontrar caminos absurdos e inventados para tal fin.

Un Presidente serio, ubicado y con sentido de sensatez ante lo que pasa en su país, habría detenido una deriva autoritaria ante la ruptura total del orden público con el atentado a un político de oposición.

Petro lo que hizo fue acelerar el sueño de su corazón que es la falacia del “gobierno del pueblo. Como si en la humanidad no hubiesen pasado siglos creándose instituciones para limitar también el poder de las minorías y las mayorías que pueden transformarse en tiranías.

Todo esto demuestra que al Presidente el dolor de la familia de Miguel Uribe realmente no le importó. Y a su gabinete tampoco. Durante el Gobierno en el que dispararon contra un opositor, no contento con lo anterior, Petro nombra al mayor incitador de odio del país como jefe de gabinete: Alfredo Saade.

¿Qué interés de paz puede ser ese?, ¿qué propósito de unidad?

Yo mismo he defendido algunas ideas y propuestas del Presidente. Hoy debo decir, desde el análisis crítico y político, que difícilmente habrá un Gobierno más malo que éste en Colombia. Y todo parece que lo que queda está por empeorar.

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